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Luego de estar un largo rato en llamada con John finalmente cortó, y el resto de la tarde se había dedicado a únicamente dormir. Un delicioso aroma a caldo de pollo lo había sacado del palacio de los sueños con la boca hecha agua. Justo estaba soñando con tomar un caliente caldo de pollo, y, por supuesto, fue su primer antojo al despertar, pero luego se preguntó; ¿Quién había preparado caldo?

Se levantó con cautela y tomó un cuchillo que por precaución había dejado en la mesita de noche, caminando haciendo el menor ruido posible hacia la cocina mientras apuntaba con el objeto pulsante hacia al frente, viendo que una figura conocida estaba preparando algo en la olla.

----Soy yo, Sherlock, baja ese cuchillo ----la voz de Mycroft lo tranquilizó, bajando el servicio hecho para huntar la mantequilla en el pan.

----¿Cuándo llegaste?

----Hace hora y media. Estabas dormido.

----¿Y cómo entraste?

----Por la puerta. Tengo llaves de repuesto en caso de que te pase algo.

Sherlock suspiró, tociendo un poco.

----Te hice caldo de pollo ----mencionó Mycroft.

----A duras penas pude sentir el aroma.

----Entonces ve a sentarte para servirte el caldo. Tienes que tomar algo caliente, más con este invierno del infierno.

Sherlock solamente obedeció a su hermano mayor, sentandose en la mesa mientras que el contrario servía la sopa en un plato hondo para dejar este frente al detective junto a una cuchara. El de rizos tomó la cuchara con cierta desconfianza del sabor del alimento, tomando un bocado de todas maneras. Diablos, sus pupilas hasta se habían dilatado ante lo delicioso que era el sabor, igualmente notando que el sabor lo sentía con mayor intensidad, y le había gustado tanto que hasta al cerrar los ojos lograba imaginar colores vibrantes que le hacía recordar a la comida servida por su hermano.

----Más te vale que te haya gustado; no planeo cocinar otra cosa.

----Callate, a partir de ahora me cocinarás cada que me enferme.

----Exigiré un sueldo.

Sherlock rodó los ojos, continuando con la merienda.

El resto del día Mycroft se la pasó en el hotel para mantener bajo su cuidado a su hermano menor; puede que no lo suela demostrar casi nunca, pero si le tenía cariño al chico, si se preocupaba por él. Le dio la sopa dos veces en el día, y una tercera vez por capricho del detective, pero lo que no le contó fue que puso la medicina en el primer plato de caldo que le dio, sabiendo que el detective no se tomaría el medicamento así sin más.

Antes de irse por la noche esperó hasta que su hermano se quedara dormido, arropandolo y acomodandolo bien en la cama. Lo pensó un poco, finalmente cediendo a darle unas pocas caricias en el cabello, soltando un suspiro. Sabía muy bien que su hermano no la había pasado muy bien gracias al amor que le tenía al doctor Watson.

----Error humano, Sherlock, error humano... ----soltó otro suspiro más, finalmente retirandose de la habitación sin antes asegurarse de que las ventanas no estuvieran abiertas y que la calefacción funcionara correctamente.

[🧸]

Mary finalmente contaba con cuatro meses de embarazo, y estaba más felíz que nunca. Siempre que tenía dinero usaba una parte de este únicamente a comprar cosas para su bebé, hasta pensando en el cuarto de su hijo y los muebles que debería comprar. Dios, estaba tan emocionada.

John intentaba aparentar el mismo sentimiento de su esposa, sin embargo, Sherlock vagaba por su mente día y noche, y no le permitía pensar en nada más. Sherlock a muy duras penas le mandaba mensajes y de vez en cuando le echaba alguna llamada corta para asegurar su bienestar, pero nunca le mandaba imagenes de sus supuestas vacaciones, aunque de cierto modo ya lo esperaba; estamos hablando de Sherlock Holmes.

Our child *Johnlock*Where stories live. Discover now