Él

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Yo, era un estudiante de preparatoria, me faltaba muy poco para ir a la universidad, apenas podía escoger entre café y cereal en las mañanas para el desayuno y mis padres querían que escogiera una carrera lo antes posible.

Tenía mis dudas con respecto a ello, hace un mes atras, solía darme el lujo de decir que estudiaría medicina, pero al ver todo lo que conllevaba eso, simplemente me eche para atrás. La carrera me gustaba, el plan de estudio era perfecto, pero era un tiempo largo y tenía que sacrificar mi vida para ello.

Prácticamente morir por el paciente.

No quería eso.

Quería una vida, sufrir, llorar, reír, equivocarme, sabes?
No estaba dispuesto a renunciar a ello, por aquello.

Y es verdaderamente estúpido, porque había personas dispuestas a ello, la verdad agradecía eso, elegir a alguien que no conoces antes que a ti, simplemente woow.

Hoy por hoy, no logro saber qué seré profesionalmente, lo que sí sé es que llevo un flechazo que interrumpe mis horas de sueño, de alimentación, de estudio y de todo...

Mi flechazo por el dueño de la florería que está en la esquina de dónde vivo, comenzó hace 6 meses aproximadamente.

Lo sé, ¿qué?

Fui a comprar unas flores para mi madre por su cumpleaños número 55 y ahí estaba él, un joven hombre que yo le calculaba unos 20 años en ese entonces, en realidad resultó tener 29. Mierda.

Tenía un enamoramiento de un señor de casi 30 años.

Realmente no importaba, él es jodidamente ardiente.

Y no sé si soy yo el que estoy en la etapa más hormonal de mi adolescencia o es él, el que es sexy.

Probablemente ambas.

Pero daba igual, porque estoy justo aquí, casi recostado en su mostrador, viendo como movía el culo de un lado a otro, DIOS.

El no me veía obviamente, se encontraba de espaldas envolviendo un montonal de rosas amarillas en un hermoso papel color amarillo pastel, con destellos blancos.

Y cómo buen ser humano, aproveche a verle, no hasta que me llamo aún estando de espaldas.

─ Hey, Yoon, ven ayudarme.

Fue lo que escuche, y me apresure a ponerme detrás de él, no sabía en qué exactamente necesitaba ayuda, pero me arrimé como pude tras suyo. Soy un maldito asco.

Pude sentir como se removió sintiendo mi cuerpo detrás del suyo y se tenso bajo el toque de mis ahora manos sobre su pequeña cintura. ─ ¿Qué ha-ces?

Lo escuché decir con un hilo de voz, apenas para que yo logrará escucharlo.

Quería decirle que amaría acorralarlo contra la encimera y romperle el culo. Pero...

─ Lo siento. ¿En qué te ayudo?

Obviamente no le diría eso, me echaría de aquí a patadas.

Park Jimin, por dónde empiezo.

Jimin, era espectacular, un chico tan dulce y reservado.
Él podía hacer mover la tierra y mares si quisiera, tenía un encanto inigualable y su intelecto era otra cosa, para mí el Sr, Park, era hermoso.

Pero jamás se fijaría en alguien como yo.

No tenía mucho que ofrecerle, de hecho nada.
Lastimosamente, aún seguía siendo un adolescente de 17 años, que vivía con sus padres y tenía que pedir permiso cada vez que hiciera un movimiento.

Cómo un hombre como Park Jimin, se fijaría en un niño como yo. Imposible.

─ ¿Puedes alcanzarme el listón amarillo que está allá?

Señalo con su barbilla hacia el mostrador donde se posaba un largo listón con tenue color.

Lo alcance y se lo di, me aleje de inmediato y mire como su cuerpo se relajo al sentir mi alejania.

Seguí mirándolo hasta que terminó y me miró con una sonrisa amplia. ─ ¿Qué tal, eh? Me ha quedado chulo.

Yo sonreí con la misma intensidad.

─ Sr. Park, ¿Por qué eligió este trabajo?

Él me observó mientras ponía las flores en un estante con un montón más de ellos, de diferentes colores.

Se quedó en silencio y después hablo.

─ Me hace feliz.

Sonrió.

─ Estudié una carrera, soy administrador de empresas, pero después de mi segundo trabajo, descubrí que no era lo mío. Entonces fui a una casa en el campo que es de mis padres, y descubrí el cultivo de rosas.

Me miró y yo solo lo mire a los ojos sintiéndome intrigado por más de su vida.

─ y mírame aquí. Soy un hombre común con un trabajo maravilloso, que me hace realmente feliz. Alegrar el día de las personas con un ramo de flores, me hace feliz, Yoongi.

Se sonrojo ligeramente y volvió detrás del mostrador mirándome atentamente.

─ Quiero ser cómo tú, encontrar eso que me haga feliz, pero no sé nada sobre lo que quiero.

─Lo encontrarás, Yoon, y cuando lo hagas lo sabrás de inmediato.

Me sonrió y después despeinó mi cabello.

¿Realmente lo encontraría?

Estaba a meses de salir de la preparatoria y aún no tenía un sentido de  vida, era extraño porque todos mis  compañeros lo tenían, incluso Jimin ahora había encontrado lo que le apasionaba.

Pero yo no, yo no sabía que elegir, amaba dormir, pero no había una carrera para ello, ojalá existiera, joder.

La eligiría sin pensarlo.

Todos, suponía, sería la más demandada del mundo.

Eso me había dado una risa, era tan bueno pensando idioteces.

Observe a Jimin , y tenía una cara divertida y de confusión.

─ Creo que estás loco.

Rió.

Y después de unos segundos también comencé a reírme con él.

Estos eran los momentos que me enamoraban de Jimin, jamás tenía miedo de ser yo mismo y poder pensar y decir lo que sea.
No tenía una meta profesional, pero si una personal.

Que Park Jimin, se convirtiera en mi esposo algún día.

honey flowers | yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora