15: La historia comienza...

8.4K 787 244
                                    

11 de junio, 2022

Si me preguntan cuál era el mayor momento en donde sentí incomodidad, diría que fue ese día, en ese aeropuerto, en ese avión. La tensión entre Ester y Val era lo más incómodo del mundo; por más que Pau y yo tratábamos de romper esas miradas de balas, esas palabras filosas como la hoja de cuchillo, todo era en vano.

Es más, hasta Pau y yo nos sentíamos más cómodas juntas que Ester y Val.

Diría que se odian. Pero se aman. Yo lo sé.

Llegamos a Málaga y fuimos por nuestras maletas; Valeria refunfuñaba detrás de nosotras mientras Ester recogía su tercera maleta.

—¿Ya nos vamos? —insistió Val—. Aurora nos debe de estar esperando.

—Aún me faltan 3 maletas más —dijo Ester.

—¿Sabes que nos vamos a quedar dos días nada más?

—Ay, por Dios, la Valeria de hace unos meses llevaba 10 maletas en un viaje de un día, cariño —le contestó Ester y recogió otra maleta a la vez que entre dientes decía—. Como ella solo se viste con esas sudaderas y vaqueros. No tiene sentido de la moda.

—Ester, no empieces —dije en voz baja.

—Yo no he empezado, ha sido ella.

—Solo está apurada, ¿vale? Quiere ir a ver a Dez.

—Es grandioso —dijo con dramatismo exagerado—. Ahora tendré que soportar sus celos estúpidos...

—Ester, no empieces.

Rodó los ojos y siguió la fiesta en paz por sus maletas. El transporte era una minivan negra y reluciente; vino a recogernos y nos llevó al hotel donde nos quedaríamos. El trayecto fue silencioso, lo agradecí, pero también lo aborrecí... Aunque debí ser más sensata y agradecer por ello, las palabras filosas de Ester empezaron al llegar, apenas entramos a la habitación de hotel. Era una habitación doble, amplia, con dos camas y una terraza que dejaba ver la ciudad.

Se notaba la molestia de Ester por tener que compartir cama y no se quedaba callada por eso, ni su boca, ni su rostro. Se las empeñó atacando a Valeria, la cual salió de la habitación diciendo "Necesito un respiro".

—Ves lo que haces —Miré a Ester, quien se excusó con un "solo fui sincera".

Decidí pasar de ella y acomodar las maletas en el armario; nos quedaríamos pocos días. Eso no importó y me empeñé en acomodar la ropa. Ester y Pau me ayudaron y agradecí que el espacio del closet sea lo suficientemente grande; si no, habría otro problema.

Mi móvil sonó en el bolsillo de mi chaqueta, lo saqué y vi en la pantalla que era un mensaje de mi bestie.

Valeria amore 💕🪩:

Carla

¿Quieres ir a ver
el entrenamiento
de los chicos?

¿Ver a Pedri entrenar? Acepto.

Me:

Obvio

Déjame les
aviso a las chicas.


—Oigan, ¿les apetece ir a ver el entrenamiento de la selección? —pregunté emocionada; vería a Mau.

Todo se desvaneció al ver a Ester negar; Pau también lo hizo. Era como su sombra; a veces quería decirle que no era necesario decir y hacer todo lo que Ester decía.

No somos un tal vezWhere stories live. Discover now