Clara se mantuvo sentada en la silla del pequeño despacho de su madre por dos horas. Sabía a la perfección que allí nadie la vería. Su madre casi nunca solía estar en la empresa, pues era ella la que trataba las reuniones en el exterior mientras que su padre las mantenía allí. Aunque a decir verdad, una joven caminando en bañador y toalla por la oficina no era algo que pasase desapercibido para nadie.
TAMARA: ¿Alguien sabe algo de Clara?
TAMARA: Cuentan las malas lenguas que Íñigo es su nuevo novio.
CARMEN: La prensa rosa es lo que tiene. Me quedé muerta al verlo.
TAMARA: Yo pensaba que se estaba tirando al guaperas del fotógrafo.
TAMARA: Y resulta que está con el cocinero.
CLARA: ¡Oh! ¡Por favor! No estoy con nadie.
GENO: Se fue con el que le hace mejor los trabajitos, Tamara.
CLARA: Dejad de bromear sobre Íñigo.
CLARA: Sabéis de sobra que no hay nada entre nosotros.
TAMARA: Ahora entiendo que no me hiciese caso cuando le sugerí un encuentro sexual.
CLARA: Que le sugeriste ¿qué?
TAMARA: No te hagas la sorprendida.
TAMARA: Ese chico está de toma pan y moja.
CLARA: ¿Podemos dejar de hablar de Íñigo así?
TAMARA: Hazte la santa, pero no niegues que tú también te has fijado en su paquete.
CARMEN: Primera vez que le voy a dar la razón a Tamara.
CLARA: Carmen, creía que tú eras la sensata de este grupo.
LUCÍA: La sensata soy yo.
LUCÍA: He comprado diez ejemplares solo para que lo quiten del kiosko de abajo de mi urbanización.
LUCÍA: Hasta la señora del quinto me ha preguntado si mi amiga sale con su criado.
CLARA: ¡Por favor! Íñigo no es mi criado.
CLARA: Es mi empleado.
TAMARA: Es casi lo mismo.
GENO: Las relaciones propietaria y chofer ahora están muy de modas.
CLARA: Es un placer charlar con vosotras, pero tengo que entrar a una sesión de fotos.
LUCÍA: Creía que eso había sido esta mañana.
CLARA: Tuvieron que posponerla.
TAMARA: Posponerla, ¿por qué?
TAMARA: ¿Daniel Castillo no se había echado su crema de mañana?
Daniel Castillo la había besado. Eso pensó Clara. El fotógrafo más importante nacional e internacional la había besado en numerosas ocasiones. Aparentemente ebrio y bastante bastante sobrio. Una empleada llamó a Clara desde la puerta del despacho y ella cerró el chat de su grupo de amigas. Caminó pensativa nuevamente hasta el lugar de los hechos y se posicionó frente a Daniel tal y como estaba previsto. La sala estaba vacía, pero algo había cambiado. Algo estaba diferente. La presencia de Sandra en aquel lugar le hacía temer a la joven los peores presagios. La supervisora no se apartó de allí en ningún momento. Hasta Daniel se mostraba algo tenso. Sus hombros... Su expresión facial todo era fruto de la presión. Las fotografías salieron con éxito y Sandra salió por la puerta con la tarjeta SD para pasar el reportaje al ordenador y ellos dos quedaron completamente solos.
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Los días que estarás conmigo, aun sin estar
RomanceClara es hija de los fundadores de una prestigiosa revista de moda, Caprina. Su padre la obliga a ingresar en la empresa para que comience a tomar las riendas del legado familiar, pero para ello empezará desde lo más bajo: trabajando como una de las...