Quiebre

36 13 3
                                    

Sequé cuidadosamente mis lágrimas con mis manos y el maquillaje corrido con un pañuelito de papel que me había dado Lara. Sí, tuve que pedirle a mis mejores amigos que vinieran a buscarme porque me daba muchísima vergüenza comentarle a mi vieja lo que había pasado con Martín, así que Fede había aparecido con Lara en su auto y me había dicho que no había problema en que pasara la noche con ellos en su departamento.

Lara había viajado un instante conmigo en el asiento de atrás, haciéndome compañía, hasta que decidió ir en el asiento del copiloto, luego de que paramos en un kiosco para comprar unas latas de cerveza para tomar en el departamento de mis amigos.

Debía admitir que ver a mis dos amigos dándose miradas amorosas mientras Fede conducía, me había dado algo de envidia. ¿Por qué si una de mis mejores amigas era feliz, yo no podía serlo? ¿Qué estaba haciendo mal para que Martín me estuviera haciendo sentir mal? En parte, sabía que estaba exagerando, porque sólo habíamos tenido un ligero inconveniente hoy, pero... Aún así, mi cabeza había comenzado a llevarme de regreso a aquella noche en el boliche, cuando había visto a Martín dándose un beso con otra chica desconocida. De sólo recordarlo, me entraban ganas de vomitar.

Fede no se había quedado levantado hasta tan tarde porque tenía que irse a trabajar por la mañana, pero Lara se había quedado haciéndome compañía mientras estábamos sentadas en el piso del living. Ella abrió otra lata de cerveza bien fría y tomó un buen sorbo antes de mirarme fijo.

─ ¿Te sentís mejor? ─ me preguntó ella, con un tono suavecito. Lara siempre solía hablarle a todos con delicadeza, tenía un don que yo no tenía para hablar.

─ No estoy segura... ─ confesé. Jugué un poco con un mechón de mi pelo. ─ ¿Crees que exageré mucho la situación?

─ Sí te molestó, fue por algo... ─ señaló ella mientras negaba ligeramente con la cabeza. ─ Martín se portó mal, porque no pensó en cómo sus acciones podrían hacerte sentir a vos...

Lara se sacó la colita que tenía en su muñeca y comenzó a atarse el cabello con ambas manos.

─ Aún así... ─ prosiguió, sin dejar de verme. ─ La manera en la que le planteaste las cosas, no estuvo bien.

─ Obviamente que no... ─ me encogí de hombros. ─ Supongo que lo importante es que hablemos las cosas y listo.

Mis ojos vieron de arriba a abajo a Lara, desde que terminó de atarse el pelo hasta que volvió a agarrar su lata de cerveza para beber de esta.

─ Me sorprende que seas la única que esté de acuerdo con lo mío con Martín. ─ mi comentario la hizo reír de forma suave.

─ No te confundas, Fiore... ─ me corrigió. ─ Martín no me agrada para nada, y menos por lo que te hizo, pero si vos crees que perdonarlo fue lo correcto para vos... Yo lo voy a respetar.

El problema era que ya no estaba segura de sí había hecho lo correcto o no. Sólo asentí con la cabeza y bebí de mi lata de cerveza, al igual que mi amiga.

Cuando hablé las cosas con Martín, al día siguiente de haberme quedado en lo de Fede y Lara, no había sido nada sencillo, porque me había estado evitando por un buen tiempo hasta que fuí a visitarlo para ir a hablar las cosas.

Al ver lo arrepentida que estaba, no dudó en perdonarme, pero cuando llegó su turno de disculparse conmigo, me dio un simple "perdón" que me hizo sentir un poco tonta, pero decidí no decir nada al respecto. A lo mejor, sí estaba arrepentido, pero yo no podía verlo. Por lo menos, habíamos logrado seguir adelante, como si nada hubiera sucedido.

El problema era que, luego de haber "resuelto" las cosas, nuevamente habíamos discutido por más de una ocasión. Y sí, las peleas son cosas comunes de parejas, no son el fin del mundo de nadie, pero el problema era que Martín jamás me escuchaba y siempre hacía menos lo que yo pensaba y/o sentía. La peor parte, como era una tonta enamorada, se lo perdonaba todo el tiempo.

Autumn's Fading Light: Un drama en Buenos AiresWhere stories live. Discover now