O6 ; one step closer

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Al pasar los minutos se habían separado de aquel cálido abrazo, se encontraban con los labios hinchados y un nudo en la garganta, encontrándose en una habitación con total silencio el cuál ninguno se atrevía a romper

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Al pasar los minutos se habían separado de aquel cálido abrazo, se encontraban con los labios hinchados y un nudo en la garganta, encontrándose en una habitación con total silencio el cuál ninguno se atrevía a romper.

Se miraron mutuamente con vergüenza, sin embargo, Mingyu le dió una sonrisa con sentimientos de disculpa, Yeorin lo entendió y le sonrió de regreso.

Será mejor que te vayas — habló finalmente Mingyu — Tu padre llegará pronto y será mejor que cuando llegue no te encuentre cuando llegue —

Yeorin miró a Mingyu con ojos de tristeza e incluso con un destello de agradecimiento — Gracias, Mingyu — dijo a duras penas, por fin sería libre, ¿pero a qué precio? dejar a Mingyu que fue la única familia que ella conoció después de mucho tiempo.

Ambos salieron de la habitación y se dirigieron a la planta baja, Yeorin cargaba su mochila y sostenía fuertemente la mano de Mingyu, una parte de ella creía que jamás lo volvería a ver. Al llegar a la puerta principal se miraron a los ojos mutuamente, estaban totalmente destrozados, pero a la vez estaban felices al saber que el otro estaría bien.

Mingyu abrió la puerta con una llave que tenía en su pantalón, rápidamente la brisa fresca entró a la sala de estar, Yeorin respiró la libertad por un momento haciendo que sus ojos brillaran con felicidad y adrenalina, tanto que no pudo evitar sonreír.

Supongo que este es el adiós, Yeorin, dime que te cuidarás allá afuera... —Dijo Mingyu frente a Yeorin, sin separar su mano de la de la castaña

Tendré cuidado, no te preocupes — le sonrió mientras soltaba su mano y daba un paso fuera de la casa — Adios Mingyu, cuídate —

Y sin más, Yeorin era libre, sin embargo el tiempo que había para llegar a casa de Heeji era corto por lo que tuvo que correr. A pesar de no salir mucho a las casas de Seúl, había aprendido bastante de sus cortas salidas con Mingyu, o de cuando estudiaba y pasaba por aquellos lugares.

La noche cada vez se hacía más fresca y Yeorin se comenzaba a congelar, había llegado un punto donde ni siquiera podía caminar del frío que tenía, sin embargo no detuvo su andar a pesar del terror que tenía de caminar a solas en la gran ciudad de Seúl .

Al pasar el rato llego a casa de Heeji, volvió a llamar a su teléfono si es que tenía señales de vida, y si como si estuviera esperando su llamada, le contestó al momento.

¡¿Yeorin?! ¿cómo estás? ¿ya estás aquí? — dijo apresuradamente sin dejar a Yeorin decir una palabra.

Abre la puerta... — habló Yeorin mientras temblaba. Se sentía realmente fatal, estaba deshidratada, congelada y muriendo de sueño.

— No puedo creer que estés aquí, Yeorin — habló Heeji, pasándole una taza de té de jengibre y miel a Yeorin

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No puedo creer que estés aquí, Yeorin — habló Heeji, pasándole una taza de té de jengibre y miel a Yeorin.

Yo tampoco... Mingyu me ayudó y no sé que será de él si mi padre se entera —

Heeji abrió los ojos como platos, abrió levemente su boca con sorpresa — ¿Crees que le haga algo malo? —

No lo sé, Heeji, espero que nunca se entere — tomó un sorbo de té, sintiendo el calor bajar por su enferma garganta, apretó los labios pensando en Mingyu, sin embargo, también tenía que preocuparse con saber que haría ahora. Su padre siempre la encontraba cada que intentaba escapar. ¿Y si la encontraba... qué pasaría con Mingyu?

Será mejor que vayamos a dormir, ya veremos qué hacer mañana — dijo tomando el brazo de Yeorin, ayudándola a levantarse llevándola a la habitación.

No creo poder dormir — Ya recostada en la cama de Heeji, la cabeza de Yeorin todavía daba vueltas — Como me gustaría que las cosas fueran como antes... —

— ¿A qué te refieres? — Heeji se sentó en la cama viendo fijamente a Yeorin, viendo cómo los labios de la contraria temblaban y sus ojos se cristalizaban.

Pues cuando vivía en Suwon con mi madre y salía con... — por un momento la cabeza de Yeorin hizo un "click" al recordar a tal pelinegro con el que había sido amiga desde los 8 años — Sunghoon —

— ¿Quién es Sunghoon? — Yeorin no pudo evitar sonreír entre las lágrimas al volver a escuchar el nombre de Sunghoon, realmente no le gustaba pensar mucho en él porque siempre se rompía cuando lo hacía — Oh, ya entiendo — Heeji sonrió — Te gustaba, ¿no es así? — Preguntó, sin embargo no obtuvo ninguna respuesta de Yeorin.

Solamente quiero volverlo a ver, pero ni siquiera sé si él me recuerda como yo lo recuerdo a él —

Los minutos pasaron y al final ambas chicas quedaron totalmente dormidas entre lágrimas y risas, la noche de Yeorin repentinamente había terminado de la manera más cálida, estando con su mejor amiga durmiendo tranquilamente después de tantos años, y pensando en Sunghoon, su persona especial sin importar cuántos años pasen, siempre sería él para ella.

See you again | Park Sunghoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora