Capitulo V

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Felipe

Las cosas en palacio no estaban bien. Por un lado las ausencias de papá, llegaba a casa por unas horas, pero se marchaba a las siguientes. La presencia de aquella mujer se hacia más frecuente en su oficina, sabía que era una de sus tantas manos derecha, pero me seguía intrigado la manera en que se sobre exaltaba cada que entraba a la oficina sin previo aviso, guardaba lo que estuviera en el escritorio para marcharse segundos después.

- Me enteré que la construcción del tren de la Medina y la Meca si se está llevando a cabo, pensé que los presupuestos de los empresarios habían quedado claro.

- Ya te lo había dicho Felipe, nosotros no nos encargamos de eso. Ellos al final decidieron reajustar la propuesta, Arabía no contaba con tal capital. El contrato se hizo por el presupuesto más bajo porque así está la economía y listo se acabó.

- Pero se estaría regalado prácticamente el trabajo, eso no conviene a los intereses en España, además eso de que la economía de Arabía no está en su mejor momento es imposible, es primer mundo.

- ¡Basta Felipe! Deja de meter las narices en estos asuntos, las cosas se hicieron por contrato y así en regla se están haciendo. Ahora lárgate .... Solamente con ver su reacción, comprobaba que algo no andaba bien. Mucho menos cuando ví entrar a Álvaro de Orleans, primo de mi padre, con unos porta planos en el hombro, su cara fue de sorpresa al ver que yo me encontraba ahí.

- Felipe que gusto verte .... Me abrazo ... — No pude asistir a tu boda, muchas felicidades, toda la dicha del mundo.

- Gracias, me imagino que estabas muy ocupado

- Si, me encantaba en México por trabajo

- ¿Estás trabajando en México? .... Abrió los ojos, como si estuviera cometiendo una indiscreción

- Felipe déjanos solos.

- Fue un placer saludarte Felipe y hazle llegar a tu esposa toda mi benevolencia.... Salí de la oficina. Mi padre actuaba raro, se ponía nervioso y con cada pregunta parecía que iba a matarme.

Cumplí con mi agenda, la cabeza me daba mil vueltas. Cuando llegue a casa Letizia no estaba, me preocupe porque su agenda compartida con la de mi madre terminaba temprano. Estaba a punto de salir de la casa rumbo a la de mi madre cuando cuando la ví entrar.

- Hola guapa ¿Cómo te fue? .... Me acerque para darle un beso. Se veía diferente, algo raro había en ella.

- Bien, algo cansada pero bien ¿A ti como te fue? ... No quería trasmitir mis pensamientos a ella, tal vez estaba exagerado y no había necesidad de crear más tensión entre ella y mi padre.

- Me fue bien, muriendo de ganas por terminar para llegar a casa y ver a mi hermosa esposa .... La abrace por la cintura, amaba su perfume.... — ¿Te hiciste algo? Te noto algo diferente.

- No, no me hice nada, estoy igual que siempre.

- ¿Segura?

- Muy segura, y ya que terminaste temprano que te parece si vamos al cine ... Froto mis brazos, Letizia ama las cosas comunes, como ir a conciertos, bailar como una fanática más, ir al teatro y por supuesto ir al cine. Amaba verla disfrutar cada instante. Al principio me sentía fuera del radar pero poco a poco comenzaba a disfrutar las cosas simples, como cuando los ciudadanos nos piden fotos.

- Claro amor, lo que tú quieras .... No sé ni siquiera que película fuimos a ver, ella sonreía y esa era mi más grande distracción, me daba palomitas en la boca y en ocasiones me daba un beso porque sabía que me estaba aburrido, bebía de mi refresco y en ocasiones jugaba con su mano. Que bien se le ve el anillo de casada, ese que simboliza que es mía y únicamente mía. Que amable Iñaki por no aceptar el pago de regreso, él no era el tipo más rico del mundo, pero desde que manejaba aquella fundación sin fines de lucro, me atrevería a decir que el tipo se veía más centrado.

El Día Que Decidí Amarte  (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora