La Casi Pérdida De Yorktown

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Nota: Puede que algunas cosas suenen algo incoherentes para la línea del tiempo, pero de alguna forma se acoplan para los 6 años de guerra.

El sonido constante de los disparos era lo único que se podía escuchar en las grandes alturas, los aviones de ambos Imperios luchaban por ver quien sería el digno amo de los cielos, los pilotos veteranos y jóvenes luchaban por derribar a su enemigo en busca de la defensa de sus compañeros.

En mar la situación no era diferente, la gran cantidad de buques de guerra disparaban constantemente en busca de acertar el disparo esperado para sentenciar a las naves enemigas, los barcos pequeños luchaban por la defensa de sus compañeros mayores y evitando ser hundidos en el proceso.

Uno de aquellos buques que luchaban con todas sus capacidades al límite era el destructor Hammann, encargado especial de la protección del portaviones Yorktown, del cual no se había separado en toda la contienda, sus defensas antiaéreas disparaban sin detenerse en busca de que ningún bombardero llegara al portaviones.

Hammann se encontraba en el puente, más concretamente en la sección de uno de los vigías, con la intención de tener un margen más amplio de la situación en el cielo, alzó su mirada solo para ver como un avión Inca caía en llamas hasta estamparse en el océano para después explotar por su carga explosiva que no había liberado.

Dirigió su mirada hacia atrás viendo como el personal encargado de las baterías antiaéreas gritaban y disparaban en busca de proteger el barco y así mismos, pero estaba segura de algo, el miedo no podía verse en sus ojos, no era que no tuvieran miedo, el propio miedo era un potenciador para salvarse, pero la convicción y moral alta era bastante palpable en el rostro de todos.

Una fuerte explosión se escuchó más atrás de su posición, no sonó a la típica bomba que estallaba en el agua, no, un bombardero enemigo había acertado a uno de sus compañeros, no tardó en comunicarse que el Ikoma, portaviones miembro de la primera división, había sido alcanzado por una bomba, no amenazaba con hundir el barco, pero ya no podría recuperar a sus combatientes en un buen tiempo.

Para Hammann esto significaba una cosa, la defensa estaba siendo atravesada, a lo lejos pudo ver como la flota aliada estaba atravesando a los enemigos sin problemas, con cada momento que pasaba la flota Inca estaba retrocediendo o desapareciendo, en algún momento mientras observaba a sus aliados llegó un comunicado del acorazado insignia de la defensa de Midway.

Tenochtitlan-"Dos portaaviones Incas han sido destruidos, comenzaré con el bombardeo a los otros 8"

No era que la flota Inca fuera poderosa, pero habían traído a un total de 10 portaaviones para atacar Midway, la misma cantidad de portaaviones que habían atacado Hawái y que habían causado estragos a las líneas de suministros con sus territorios en Asia, era momento de ponerle fin a esta situación desventajosa.

A sus orejas llegó el típico sonido de los bombarderos cayendo en picado, alzó la vista con horror y su shock se hizo evidente, una flota de bombarderos de al menos 12 se abalanzaban contra el Yorktown sin intenciones de detenerse.

Yorktown-"Iniciando maniobras evasivas"

El portaaviones comenzó a girar lentamente, las baterías antiaéreas rugían con gran intensidad mientras los bombarderos caían en picado, pero incluso así el ataque parecía inminente, el Ikoma se sumó a la defensa del Yorktown, pero sus sistemas de radar que apoyaban a los antiaéreos a tener una mejor puntería estaban fuera de línea y ahora dependía de la experiencia de sus artilleros.

Hammann comenzó a entra en pánico, comenzó a sobre exigir a sus armas y el rojo vivo comenzó a manifestarse en sus salidas, la artillería principal del destructor comenzó a disparar a los aviones en busca de un milagro divino, pero incluso tras haber derribado a casi la mitad de los atacantes, vio como las bombas caían sobre aquella compañera que podría considerar como a una madre.

Tras el nacimiento de Hammann ella fue instruida en la protección de la flota y misiones sigilosas, como casi cualquier destructor es instruido, sus habilidades no eran las mejores, pero estaban dentro de las expectativas por lo que se le asignó a una flota de destructores, con el tiempo demostró su valía y adquirió la suficiente experiencia como para ser trasladada a una flota de portaaviones.

Hay fue cuando conoció a Yorktown, un portaaviones muy unida a sus hermanas menores, si Hammann tuviera que elegir una palabra para describir a aquella portaaviones sería 'Maternal' por su actitud de madre a casi todos.

Cuando Yorktown conoció a Hammann esta última se encontraba bastante preocupada, las misiones que le encargaban no eran del todo de su agrado y a veces las consideraba suicidas, incluso estuvo a punto de ser hundida en una de esas misiones, fue cuando la propia Yorktown comenzó a convivir mas con ella hasta el punto de parecer madre e hija, incluso Enterprise y Hornet la llamaban sobrina.

Y ahora mismo, viendo a la cubierta de Yorktown, Hammann pudo ver como su madre le dedicaba una mirada de felicidad junto a una sonrisa maternal mientras que su ser era envuelto en una explosión total de su barco, toda la cubierta fue envuelta al rojo vivo del fuego y la onda expansiva casi causa que la propia Hammann casi cayera de donde estaba.

Por la radio pudo distinguir el grito de Enterprise hacia su hermana, era el grito más desgarrador que Hammann alguna ves escuchó, pero ella seguía viendo directamente al casco de su madre mientras seguía incendiándose, luego, una sentencia de muerte fue transmitida por la radio.

???-"¡Torpederos acercándose al Yorktown por la izquierda!"

6 torpederos se acercaban amenazantemente al Yorktown, los torpedos Incas no eran una amenaza grave para un crucero ligero si solo impacta uno, pero recibir 6 era sentencia asegurada para un portaaviones, por suerte el casco por debajo de la línea de flotación de Yorktown se encontraba bien, pero no lo estaría si era impactado al menos por un torpedo.

El avance de Yorktown no se había detenido, pero si había disminuido lo suficiente como para que acertaran varios torpedos, fue entonces que Hammann decidió desacelerar para proteger el costado de Yorktown, varias llamadas de que no lo hiciera comenzaron a llegarle, pero simplemente las ignoró y para cuando se puso entre Yorktown y los 2 torpederos que lograron llegar a soltar sus cargas, fue impactada por uno de los torpedos mientras que el otro milagrosamente no tuvo efecto alguno y se hundió sin representar peligro alguno.

Pero no importaba la potencia del torpedo en ese entonces, un impacto así era bastante peligroso para cualquier destructor, Hammann fue aventada hasta su cubierta y se golpeó fuerte la cabeza, sentía como su conciencia se desvanecía a momentos mientras comenzaba a caer dormida, pero antes de eso dirigió su mirada a Yorktown y una sonrisa adornó su rostro.

* * *

Hammann despertó lentamente, su cuerpo le dolía y se levantó como pudo, podía sentir como se encontraba levemente escorada, pero por suerte sus sistemas anti inundaciones había hecho su trabajo correctamente, dirigió su mirada a Yorktown, que seguía estando a su lado, al parecer no se habían movido mucho, vio a su alrededor en busca de sus compañeros, pero el mar estaba en total calma, la batalla había terminado y no tuvieron tiempo de remolcarlos.

Hammann suspiró y comenzó a evaluar su situación, descubrió que las bombas de agua del Yorktown necesitaban faltas de energía eléctrica y decidió suministrar dicha energía pues sus generadores estaban en buena forma.

Mientras pasaba energía al Yorktown comenzó a inspeccionar sus alrededores en busca de alguna amenaza, deseando no encontrarla, pero un periscopio apenas visible destruyeron sus esperanzas.

Pudo distinguir el diseño como uno de los submarinos Incas, no hacía falta escuchar el sonar para saber que estaba preparándose para disparar sus torpedos en contra de ellas, Hammann entró en pánico, seguía conectada a Yorktown y no podía ir en contra del submarino, su ansiedad crecía con cada momento.

Una explosión se manifestó en la ubicación del submarino causando que partes del mismo salieran volando, no lo entendía pero habían sido salvadas, fue cuando el submarino I-68 salió a la superficie y la misma I-68 salió por la escotilla para saludarlas, fue cuando Hammann cayó de rodillas en la cubierta de Yorktown y comenzó a llorar, la misma Yorktown se acercó a Hammann con sus pocas energías y la abrazó mientras la pequeña se desahogaba con fuerza.

Hammann siguió sirviendo en la guerra en múltiples ocasiones, pero siempre visitaba a Yorktown cada que podía, quien regresó al servicio un mes antes de terminar la guerra.

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