Relatos

La Gran Demonio Ayanami

El destructor Ayanami, miembro de la Clase Fubuki Tipo III y líder de la Subclase Ayanami, se encontraba patrullando cerca de la Isla de Pascua, se encontraba en ese lado del mar por temas de seguridad de la propia isla, todo esto debido a la amenaza del Imperio Inca, quien comenzaba a amenazar con fuerza los territorio de ultramar del Imperio.

Ayanami navegaba en paz cuando en el cielo vio a tres aviones surcando sin problema alguno, o fue así hasta que los tres aviones se abalanzaron sobre ella y comenzaron a disparar sus torretas para causar algún daño, la respuesta de Ayanami fue inmediata y sus batería antiaéreas comenzaron a disparar, logró derribar dos de los tres aviones atacantes y el tercero logró retirarse de la zona.

Pero la situación emporaba a cada momento, un comunicado de la isla llegó a ella.

???-"¡¡La Isla Rapa Nui se encuentra bajo ataque, repito-!!"

En ese momento Ayanami se dio cuenta de lo que sucedía, el Imperio Inca le había declarado la guerra a su nación, encendió sus calderas y usó toda la energía de ellas para ir a la isla y participar en su defensa.

Al llegar pudo ver como cientos de aviones se encontraban atacando la isla y sus poblados, sus ojos no daban crédito a lo que veía, los civiles estaban siendo atacados y masacrados por el ala embarcada de los Incas, su rabia crecía y no tardó en comenzar con el ataque a los aviones.

La artillería antiaérea de la isla también hacía lo que podía, pero la pérdida de la isla era un hecho por lo que se centraba en defender los buques de evacuación.

Ayanami vio que los buques tardarían todavía un rato en estar listos para irse por lo que comenzó a pensar en como desviar la atención de los aviadores, y que mejor forma de hacerlo que amenazar a la flota principal.

Dando la impresión de retirada el Ayanami comenzó a navegar con dirección al continente, los pilotos no tomaran enserio aquel movimiento del Ayanami, hasta que uno de ellos informó que se dirigía a los portaaviones y unos pocos aviadores se desviaron para interceptar al destructor.

Ayanami vio esto sonrió al ver esto pues era indicativo de que iba en la dirección correcta, ahora quedaba llegar bien hasta la flota principal.

Los aviones Incas comenzaron a atacar a Ayanami, quien se movía erráticamente para evitar cualquier daño grave, las defensas del destructor eran una amenaza mas grande de lo que los Incas creían en un principio, pero no detuvo sus intentos de detener la embarcación.

El tiempo pasó y la flota Inca se había hecho presente, Ayanami no podía creer a lo que había decidido enfrentar, 10 portaaviones siendo escoltados por 5 acorazados, 10 cruceros pesados, 10 cruceros ligeros y 30 destructores, sabía del gran tamaño de la flota Inca, pero incluso así solo se limitaban en destructores y sus armas eran anticuadas incluso para para la Primera Guerra Mundial, después de todo su fuerza se había desviado al ejército, no a la marina.

Pero de alguna forma era buena señal, eso significaba que al Imperio Inca solo le quedaban 3 portaaviones para la defensa de su nación, pero ahora mismo no le servía de nada saber eso si no podía salir viva de aquella situación.

Sus baterías comenzaron a apuntar al buque más cercano que tenía y esperaba a tenerlo a tiro para disparar, las baterías de la flota Inca comenzaban a apuntarle de igual forma, pero solamente los Cruceros Ligeros y Destructores centraron su atención en ella, sería estúpido disparar cañones de acorazado en su contra.

Llegó al alcance de los Cruceros y los disparos en su contra comenzaron, pero ella también había llegado al alcance de sus armas por lo que pudo responder a la agresión, era mundialmente sabido que las armas Imperiales tenían un alcance excepcional sobre casi todas las armadas.

El combate se prolongó mas de lo esperado y los Cruceros Pesados se sumaron a la contienda, para ese momento 6 Destructores Incas habían sido hundidos por Ayanami, quien todavía tenía tiempo para el combate.

Para cuando la señal de que los buques de evacuación estaban partiendo llegó a ella, la flota Inca había perdido 13 Destructores, 4 Cruceros Ligeros y 1 Crucero Pesado, pero Ayanami quería irse con valía y, mientras giraba, soltó una andanada total de todos sus torpedos, un total de 9 torpedos se dirigían directamente a la flota Inca, eran todos los torpedos que le quedaban.

Los torpedos del Imperio eran conocidos por ser altamente letales, siendo uno capaz de hundir y partir en dos a un Crucero Ligero si se le daba en un lugar adecuado, si impactaba en un destructor este sería partido en dos sin importar donde diera, y dos de esos torpedos eran sentencia para un acorazado y portaaviones.

En su retirada Ayanami pudo ver como 2 acorazados eran aniquilados por sus torpedos y uno mas era gravemente dañado por un torpedo, ese día Ayanami aniquiló a cientos de aviones y hundió 14 Destructores, 4 Cruceros Ligeros, 2 Cruceros Pesados y 2 Acorazados mientras que 1 Acorazado se vio obligado a retirarse a un dique seco para reparaciones de emergencia.

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Ayanami se encontraba navegando directamente a Nueva Zelanda, un grupo de 20 Destructores Incas estaban atacando mientras que varios grupos de desembarco estaban tomando terreno, se encontraba acompañada de varias compañeras navieras, la respuesta a la llamada de auxilio del territorio Zelandés.

En aquél combate Ayanami se jactó de hundir a 9 Destructores y dañar a otros 6, siendo la participación mas grande de la contienda.

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Los ataques constantes de Ayanami a la flota Inca incursora fueron vital para hacer sangrar a dicha flota, fue la misma Ayanami quien interceptó el mensaje de ataque al atolón Midway y quien informó de tal movimiento.

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Ayanami participó en la defensa de Midway, atribuyéndose el hundimiento de 7 Destructores, 3 Cruceros Ligeros, 4 Cruceros Pesados y 1 Portaaviones, siendo el Destructor con mayor participación en el combate.

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Durante la guerra su participación no pasó desapercibida por el resto del mundo y pronto el apodo de 'Gran Demonio Ayanami' se dio a conocer, incluso Ayanami fue un símbolo de inspiración para sus compañeras destructoras, siendo de los pocos destructores en ganarse el reconocimiento de los hermanos 'Clase Aztlán'.