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14 de diciembre de 2022 — 05:30 AM.

Paulo sintió el tacto de Leandro sobre la piel de su cuello y la respiración contraria justo detrás de su oreja. Aunque al principio quiso ignorar eso porque estaba muy cansado y quería dormir cinco minutos más, terminó por abrir los ojos. 

—¿Qué hora es? —quiso saber el cordobés.

—Las cinco y media —fue la respuesta de Leandro mientras se encargaba de dejar un camino de besos desde la oreja hasta el hombro de Paulo. 

—Leandro, no dormimos ni tres horas —se quejó Paulo. 

Después de ganar el partido contra Croacia y pasar a la final, se quedaron todos festejando en el comedor hasta casi las dos de la mañana, porque Scaloni decidió darles el día siguiente libre. 

—Ya sé, pero quiero que me acompañes a un lugar. 

—¿A dónde? 

—¿Confías en mi? —Preguntó Leandro. Y Paulo dijo que sí. 

Paulo apenas llegó a ir al baño y cepillarse los dientes, porque Leandro estaba apurado. No dejaba de repetir que se hacía tarde, así que Paulo con el pijama puesto lo siguió hasta una zona de la Universidad que hasta ese momento desconocía. Subieron por unas escaleras y al final de los escalones había una puerta que Leandro abrió sin problemas con una llave. Paulo frunció el entrecejo. 

—Podés conseguir muchas cosas hablando con las personas adecuadas —confesó el bonaerense mientras le enseñaba la llave a Paulo. 

Una vez que la puerta fue abierta, Paulo notó que estaban en la terraza. Desde esa altura se podía observar los distintos edificios que tenía la universidad, así como la cancha donde ellos entrenaban. 

—Que lindo —admitió Paulo. 

—Te traje a ver el amanecer, para que no estemos todo el tiempo encerrados en esas cuatro paredes —Leandro dió un paso más cerca de Paulo y no tardó en colocar su mano derecha sobre la mejilla del cordobés.

—Me encanta. ¿A qué hora sale el sol? —interrogó Paulo. 

—Cerca de las seis, pero mientras tanto podemos hablar...

—¿De qué? —Paulo levantó una ceja. Comenzaba a sospechar hacia donde Leandro quería llevar la conversación. 

—De qué vamos hacer una vez que termine el Mundial. Ahora estamos en la final, ya sabemos que para el 19 de Diciembre no vamos a estar más acá —Leandro acarició la piel del rostro de Paulo. Delineó su labio inferior con el dedo pulgar y miró al cordobés de una forma tan linda, que a Paulo le dolia un montón tener que ser tan tajante. 

—Te dije que no quiero hablar de eso, Leandro. ¿No podemos simplemente mirar el amanecer?

—Me lo dijiste hace casi una semana. Cuando podíamos quedar afuera en cuartos, también me dijiste que si perdiamos te ibas a Italia conmigo unos días para hablar. ¿Y ahora qué, Paulo? No son muchas mis opciones; ganamos y voy unos días a Argentina para después volver a Turín o perdemos y de acá me voy directo a Italia. 

—¿Y mis opciones cuáles son? ¿Ir a Buenos Aires juntar mis cosas y dejar toda mi vida en Argentina para ir a ser un mantenido en Italia? 

—Obvio que no, Pau—Leandro apartó las manos del rostro de Paulo y se alejó —. Podemos tener una relación a distancia hasta que termines la facultad...

—¿Y después qué? ¿Seguir con la relación a distancia hasta que uno de los dos se canse? 

—Hay muchos hospitales y clubes en Italia —contestó Leandro. 

i wanna be your end game ⚽ paulo dybala & leandro paredes.Where stories live. Discover now