Parte 4

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Liam y yo empezamos a preparar la boda.

Queríamos una fiesta en la playa, algo exótico.

Liam llamó a un amigo, dueño de un gran hotel en una preciosa playa. Mientras, yo iba escribiendo los invitados en una lista.

Mi mente me llevó rápido hasta Louis, pero no podía invitarlo, no si quería que mi matrimonio funcionara.

-Cariño, ya he reservado el hotel -Liam me distrajo de mis pensamientos.

-Perfecto, una cosa menos -le di un beso en la mejilla.

-¿Cómo vas con la lista?

-Bien, creo que con la gente que he apuntado es suficiente.

-Perfecto. Mañana, si quieres, visitaremos el hotel, y hablaremos del catering.

-Vale.

Al día siguiente cogimos el coche y en diez minutos llegamos al destino.
Era un hotel de pared blanca, enorme, y lucía bastante lujoso. Entramos y elegimos el menú. Tras eso fuimos a pasear por la playa.

-Dentro de nada, pasearemos por aquí, pero seremos marido y mujer. Me hace mucha ilusión.

-A mí más, Liam. Nuestro amor, por muchos errores que hayamos cometido, no hace más que crecer. Y qué mejor manera que ésta.

-Cierto.

Ya lo teníamos todo listo. Llegó la noche de la despedida de soltera.

-Buenas, ¿Estás nerviosa por la boda? -preguntó mi amiga Sofía.

-Pues claro que debe estarlo -respondió por mí otra amiga, Anne.

-Chicas, no lo estoy. Liam es fantástico, no tengo que tener miedo a nada.

-Dinos, ¿alguna vez le has... traicionado? -preguntó Sofía-

-La verdad...yo... no quiero hablar de eso.

-Bueno, no pasa nada. ¡Nos espera una noche de diversión!

Me hicieron ponerme un bikini color rosa, y una corona de flores. Íbamos las tres por la calle, gritando y cantando, alegres como nunca.

Nos paramos en la puerta de una discoteca y entramos. En ella había hombres en ropa interior bailando sobre un escenario, con música sensual. Después aparecieron unas chicas, igual de desnudas, y bailaron eróticamente con los hombres, restregándose con ellos.

Sofía me trajo una bebida, pero no recuerdo exáctamente qué llevaba. Lo que sí recuerdo es que me encantó, y bebí unas cinco más.

Sofía se fijó en un stripper, lo hizo bajar y se lo llevó a un camerino, ella estaba surtida esa noche. Anne se cansó y se fue.

Cuando ella salió, no me esperaba quién entró. Louis. Tenía un aspecto diferente al Louis que me visitó. Ahora parecía incluso más triste. Eso por no decir que iba borracho.

Me acerqué a él lentamente y me senté a su lado, en la barra.

-Hola, Louis.

-Eii, ¿Qué haces por aquí?

-Estaba con unas amigas, pero se fueron.

-Vaya. Bueno, ¿qué es de tu vida?

-Poca cosa. He estado liada últimamente.

Louis acercó su mano a la mía, y la acarició dulcemente. Después se acercó a mí.

-No dejo de pensar en tí -dijo en mi oreja. Tras eso, mordió el lóbulo-. Y con tan poca ropa que llevas estoy empezando a tener problemas con el pantalón.

Sería por el alcohol, porque yo nunca le habría contestado lo que le contesté:

-Si quieres los arreglamos.

Le besé, no me contuve, no sabía bien lo que hacía pero no me arrepentí.
Corriendo, fuimos al baño, cerramos la puerta y se quitó la ropa. Empezamos a besarnos más intensamente, Louis me desnudó y empezó a penentrarme. Enredé mis piernas en su cintura y nos apoyamos en la pared, así entraba con más facilidad en mí. Se corrió, y yo también. Entonces me puse de rodillas en el suelo y succioné su pene. Él me embestía, y sonreí al probar su semen.

Louis me besó en la frente y se largó. No he sabido nada de él desde entonces, ni tampoco me he preocupado por saberlo.

En la puerta me esperaba Sofía, ya había acabado con el stripper, y nos fuimos a su casa. Al día siguiente actuaríamos como si no hubiera ocurrido nada.

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⏰ Last updated: Jul 06, 2015 ⏰

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El marido perfecto.Where stories live. Discover now