IV

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Todos los días después de ese fueron iguales, llegar, saludar, desear los buenos días, ser ignorado o tratado de la peor forma posible. Solo habían pasado cinco días, pero parecía un año.
Había días en dónde Iván estaba menos irritable que de costumbre, pero eso no pasaba seguido. Igualmente Rodrigo mantenía su buen humor, carisma y sonrisa.

Otro día más de trabajo.
Carrera se encontraba guardando unas camisas cuando una foto de Iván junto a otras dos personas le llamó la atención, era él en la nieve, parecía ser alguna parte del sur.

-Bariloche, ese año hubo mucha nieve-lo sorprendió Buhajeruk.

-Perdón yo solo estaba...

-Viendo mis fotos pensando en lo horrible que debe ser haber vivido así y terminar como estoy ahora. El resto de fotos están en el cajón por si querés seguir chusmeando -dijo seco para dar la vuelta e irse.

"Tenés que aguantar Rodrigo, tenés que aguantar" se decía a si mismo en su mente.

Los cinco días siguientes eran exactamente lo mismo, la cosa no mejoraba, supuestamente Rodrigo estaba allí para alegrarlo pero parecía ponerlo de peor humor con solo estar ahí.

Ya en su casa estaba acostado en la cama junto a su hermana.

-Cada vez que hablo me mira como si fuese un estúpido.

-Bueno en realidad sos bastante estúpido.

-Si pero él todavía no lo sabe -rieron.

-Capaz es así con todo el mundo... hasta que esté seguro de que te vas a quedar. Quiero decir, recién pasaron diez días.

-Se sintió como una eternidad.

-No podés renunciar, Rodri.

-¿Ah no? mírame.

Un silencio los invadió.

-Che Rodri... estoy pensando en volver a la universidad, alguien dejó un cupo, me pueden aceptar-esa noticia le cayó como un balde de agua fría. -Yo no tengo un Germán, nunca voy a tener un Germán... necesito esto.

-¡Está bien! lo entiendo. Necesitas que me quede en mi miserable trabajo para ayudar a mamá y papá.

-¡Yo ya hice mi parte!

-¿En serio?

-No me puedo quedar acá, no puedo... por favor, por mí.

Se abrazaron después de eso, ahora sí que era imposible dejar de trabajar para el egocéntrico y arrogante Buhajeruk, no le quedaba otra.

Al día siguiente fue a trabajar como se costumbre. Clara lo estaba esperando en la puerta, supuso que algo tenía para decirle.

-Rodrigo hoy Iván tiene visitas, fue una sorpresa, no los esperabamos, tal vez podrías...

-Voy a hacer café y después desaparezco.

-Oh si, gracias... creo que los dejaré solos.

Se dirigió al anexo, para hacer lo que había dicho de hacer. Café y desaparecer, no era complicado.
Pero Carrera era un chusma de primera, así que igualmente se quedó rondando por el anexo para ver qué hablaban.

-¿Cómo va la fisioterapia? -pregunta uno de los visitantes -¿todo bien? ¿alguna mejora?

-No -responde Iván, simple. No tenía ganas de que justamente estas dos personas lo vayan a visitar.

-Te ves increíble -dice él, una mujer lo apoya en sus palabras.

-¿Entonces? ¿a qué debo el placer?

-Perdón, estuve muy ocupada -habla ahora esa mujer -me hacen trabajar mucho los fines de semana.

-La oficina es una locura también -agrega el otro -un tipo de La Plata... ¡Santiago! ¿lo conocés?

-No.

-Da miedo, es un monstruo, siento que no puedo ni levantarme de la silla -comentario bastante inapropiado. Toma de su taza nervioso, un silencio abunda en el lugar.

Rodrigo justo tuvo que salir a buscar una cosa, al volver la situación se encontraba más tensa que antes.

-Por favor, decí algo... -ruega la mujer.

-Felicitaciones -dice Iván, con un tono... no arrogante, suena un poco triste.

-No era nuestra intención que esto pase, hace años que somos amigos... y a decir verdad Gonzalo fue de gran ayuda después de tu accidente.

-Bien por él.

-Iván, por favor...

-Deberíamos irnos -ordena el hombre -perdón Iván, de verdad, los dos nos sentimos culpables. Espero que te mejores -dice y se retira.

Iván vuelve a su pequeña habitación dentro del anexo, la mujer queda sola en el medio de la sala. Carrera la ayuda con su abrigo.

-Gracias... lo intenté durante meses, él me dejó, no me quería acá. Solo podés ayudar a alguien si realmente quiere que lo ayuden -la mujer también se retira.

Rodrigo estaba levantando las tazas y platos que quedaron gracias a las visitas.

-Me preguntaba si querías que- un fuerte sonido lo interrumpió, como si algo se hubiese roto en la habitación de Iván. Fue corriendo a ver que pasaba.
Llegó y todos los cuadros que estaban arriba de la cajonera ahora estaban en el piso, había vidrios rotos y fotos tiradas. -No te muevas hasta que limpie eso, porque no sé que hacer si un neumático se pincha.

Iván se encontraba serio, no emitió palabra.

Otra jornada laboral terminada. Había quedado en verse con Germán, así que se encontraron en un parque cerca de la casa de Rodrigo.

-¡Fue horrible! ¡eran su novia y su mejor amigo!

-No podés culparla, ¿te quedarías conmigo si yo estuviese paralizado?

-¡Obvio Ger!

-No me gustaría que te quedes conmigo por lástima... que un desconocido te limpie el culo, ¡dios! además, ¿cuántas cosas no podríamos hacer? nada de correr ni andar en bicicleta... nada de sexo.

-Si podríamos tener sexo, solo que yo tendría que estar arriba...

-Está bien, tenés un punto.

𝔂𝓸 𝓪𝓷𝓽𝓮𝓼 𝓭𝓮 𝓽𝓲  - rodrivanWhere stories live. Discover now