No juzgues un libro por su portada.4 (Enzo Vogrincic)

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Cuarta Parte:

David seguía teniendo el mismo aspecto refinado y excesivamente elegante de siempre. Estatura media, pelo rubio oscuro engominado hacia atrás, ojos azules y una sonrisa permanente y petulante en los labios. La amplió en cuanto que le miré, lo que sólo sirvió para que a mi se me revolviera el estómago. Toda nuestra relación me vino de golpe a la mente, como un flashback del que no te puedes desacer. Desde nuestra primera cita, sumado a unas cuantas primeras veces más, hasta aquella maravillosa tarde en la que salí antes del trabajo y lo encontré follándose a una de mis compañeras de ofcina en el sofá de nuestro salón. Tal cual. ¿Lo mejor de todo? Él ni siquiera se avergonzó por ello. En lugar de eso me echó en cara que yo no tenía una mente lo suficientemente abierta para él y que si no podía tolerar que necesitase a otras mujeres aparte de mí, entonces no deberíamos estar juntos. Tres semanas antes de que eso pasase, me había puesto un anillo de compromiso en el dedo y yo como una gilipollas yo había dicho que sí, con lágrimas en los ojos ilusionada como una colegiala.

David me destrozó.

Tras la ruptura y una vez que él se hubo marchado de mi piso, fui incapaz de salir de la cama durante una semana entera. Susanah me arrastró hasta la consulta de su terapeuta cuando se dio cuenta de lo mal que estaba y siempre le estaré agradecida por ello. Él se había ocupado durante más de dos años de relación de mermar mi autoestima, mi confianza en mi misma y en crearme insegüridades que yo no tenía antes de conocerle. Cosas de las que no fui consciente hasta que no hablé con un psicólogo. Entre ellas, estaba el tema del sexo. Uno de sus argumentos para romper nuestro compromiso consistió en que yo no era lo bastante buena en la cama para él. Decía que necesitaba a alguien más fogosa, más apasionada, más intensa...Increíble. Él apenas consiguió hacerme llegar al orgasmo unas pocas veces en toda nuestra relación, pero la que no le daba el suficiente placer era yo. Ahora estábamos allí, en el mismo restaurante, en el mismo hotel de Las Vegas. Seguramente hubiese venido también a la convención. Porque oh sí, a David lo conocí en las prácticas del Máster, él también era asesor, con la diferencia de que había conseguido el puesto gracias a la influencia de su padre y no por ser un buen trabajador. Un sentimiento de impotencia se apoderó de mi pecho, impidiéndome respirar correctamente, la sensación era la misma que la del día que rompió conmigo. Yo había ido a terapia durante meses, me había recuperado, era una mujer diferente a la que él había conocido y sin embargo, encontrármelo de frente hizo que todo se resquebrajase. Miré más allá de él, de su brazo iba colgada la auxiliar de administración que se había tirado en mi piso, Sofía, que por su parte no parecía precisamente avergonzada. Ni siquiera un poco cohibida.

Ambos ampliaron las sonrisas y por poco me atraganto con mi propia saliva al hablar.

-Hola David.- Mi voz fue apenas un susurro audible. Noté como el acero del tenedor se me clavó en la palma de la mano al apretarlo de forma inconsciente, me dio igual. No podía creer que David hubiese tenido el descaro de acercarse a saludar llevándola a ella del brazo.

-Elizabeth Marie, cuanto me alegro de verte. Supongo que a ti también te han enviado a la convención.- Odiaba esa maldita costumbre que tenía de llamarme no sólo por mi primer nombre, sino por los dos. Pero odiaba aún más estar paralizada y a punto de tener un ataque de ansiedad por culpa de alguien que ya estaba fuera de mi vida.

-Nos han enviado a la convención.- La voz de Zale fue como un bálsamo relajante que me ancló a esa mesa. Por un momento me había olvidado de él. Giré la cabeza como un resorte para mirarle. Estaba más serio que antes, mucho más serio. Sus ojos eran firmes y tranquilos y estaban fijos en David.- Jefferson.

-Rios. Hacía tiempo que no coincidíamos.- Un momento, ¿ellos se conocían? Mi confusión aumentó.- Disculpa por no saludarte antes, pero he visto a Elizabeth y me han venido un montón de buenos recuerdos a la cabeza.

Relatos Eróticos y algo de fanfiction. (+18)Место, где живут истории. Откройте их для себя