I. I piece us back together.

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Una nueva vida. 

Tras seis años de lo sucedido y más de una dificultad en el camino, han conseguido asentarse, formar lo que siempre estuvieron hablando. La libertad ya no existe en el mundo que viven pero ningún falso profeta les ata y pueden vivir tranquilos sin la necesidad de huir, sí, deben mantenerse en alerta, tener cuidado, pero su antigua vida quedó atrás. 

Han trabajado duro. Las penurias no les han olvidado, los malos momentos, las piedras en el camino; pero allí están, con una casa propia, un terreno que es suyo y una familia que nada tiene que ver con la que tenían años atrás. 

John, Arthur y Margaret han sido capaces de esquivar lo que parecía imposible, de dejar atrás algo que les comenzaba a pesar demasiado a los hombros. John tiene su familia con Abigail y con Jack. Y el tiempo en el que Abigail se fue, Uncle apareció frente a John y no se ha despegado desde entonces. 

Y Arthur y Margaret tienen la suya propia con dos hijos mellizos que no esperaban pero que recibieron con alegría igual. Su casa construída al lado de la de John les permite estar cerca y a la vez tener cada uno su intimidad. Margaret insistió en quedarse con ellos, insistió en que John era su familia y Arthur tuvo que claudicar.

Tras los malos acontecimientos vividos seis años atrás, intentan mantener el perfil bajo, como personas normales y como unos granjeros más.

Aunque las heridas de lo sucedido aquel día siguen estando abiertas. Sobretodo en Margaret. 


Noche de tres.

Abigail ha insistido en que los tres se queden a tomar algo solos en casa de Margaret y Arthur. Para que recordéis viejos tiempos, los tres, en familia, cómo hermanos, eso ha sido lo que ha dicho la mujer antes de llevarse a los niños y cerrarles la puerta en las narices. Maggie se ha girado hacia los dos hombres, uno sentado en el sofá y el otro en una silla junto a la mesa, y con los brazos levantados se ha dado por vencida. 

– Está bien, tú mujer es muy insistente, John –le dice al hombre sentado en el sofá con una cerveza en la mano–. Si llegas borracho a casa será asunto vuestro. 

Margaret comienza a recoger la mesa y Arthur le ayuda. John hace el amago de echarles una mano pero la mujer se lo impide. Están en su casa, ellos han invitado y ellos recogen. Tú relájate, Marston. Arthur y ella se meten en la cocina y dejan los cacharros preparados para lavarse al día siguiente. Arthur la acorrala contra el mueble antes de que Maggie pueda salir de allí. 

– Oye, ¿vas a enseñarme eso que tenías pensado? 

Murmura frente a su cara, a pocos centímetros, sujetándole la cintura con las manos, acariciando por encima de la ropa. Margaret suelta una risa, busca apoyo en el fregadero y le mira con ese brillo tan suyo en los ojos y ese algo en su sonrisa. En sus labios se asoma una travesura y a Arthur le gustaría que John no estuviese allí esa noche, simplemente para saber qué es lo que su mujer está pensando. O simplemente para levantarla allí mismo en brazos y hacer el amor en cada rincón de la cocina porque Margaret le mira así y él tiene que controlarse tanto que se muerde los labios y la mujer vuelve a reír.

– Arthur, estás incontrolable, ¿no habías dejado esa vida atrás? Estabas más tranquilo. 

Le acaricia los labios y Arthur baja la cabeza para hundirse en el cuello de Margaret y comenzar a mordisquear, provocándole cosquillas que la hacen retorcerse bajo el cuerpo del hombre, pedirle clemencia y reír a carcajadas. Su día a día suele ser así, el de ambos, llenos de momentos en los que pueden intercambiar caricias, risas, besos, sin esconderse y sin temer a que alguien aparezca para darles un tiro en la cabeza o les amenace con robarles. 

but there's also love and beauty [CARA B] Where stories live. Discover now