Condición

4 0 0
                                    

Frío, hoy hace mucho frío aunque es verano,
veo el cielo despejado desde mi ventana mientras los últimos rayos de sol se dejan apreciar.

La luz lúgubre del poste de enfrente se revela y bajo ella hay nada,
la nada es tan fría como hoy, como ayer y quizás mañana.

Soledad, es lo que refleja mi al rededor pero no lo percibo como algo malo
en realidad es bastante cómodo poder estar así
por lo pronto no hay más que me haga mal
pero tampoco hay más que me haga bien.

Quizá he quedado pausada en la neutralidad del espacio,
quiero salir, quiero hacer tantas cosas,
me devuelvo a mi y no hay nada, notas lentas de la melodía que me lleva a ningún lugar.

¿Qué debería hacer? mirar las hojas caer no me es suficiente,
he corrido tanto que ahora cuando paro me doy cuenta que no fui a ninguna parte.

Podría, tal vez algo bueno haber quedado en ese trayecto en el cual no presté atención por huir,
tomo consciencia ahora de mi pero qué difícil es despertar de golpe y estar cansada,
cansada pero ¿de qué? de todo y nada a la vez.

No puedo pero soy capaz de avanzar y regreso constantemente a todo lugar desolado,
mis piernas sobre la firmeza del suelo a veces las siento flaquear,
no es extraño ya obligarme a seguir por la persecución de las cosas que quiero y debo hacer.

Los colores cálidos y fríos se mezclan y son los que hacen la belleza de un atardecer,
mi mente calla y entra la lucidez, ojalá extenderla más, un poco más esta vez.

Árboles frondosos que me abrazan, el claro de la luna que me encuentra horas después,
escucho murmurar hojas: "ve, ve al horizonte, no puedes temer por siempre, ellos te acompañan."

Entonces silencio, no hay más, hay todo.

SignosWhere stories live. Discover now