El origen del ArTe

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Entre roble solitario
y colillas que surcan
el viento invernal

de un cigarrillo extinguido
sobre un escritorio viejo,

germina
una respuesta a la pregunta
que atormenta al hombre:

¿Conocido es el origen del arte?
¿La palabra, su nacimiento?

E aquí un caballero,
caminante del pesar inexorable,
se cierne descalzo
sobre el ajimez descolorido:

¿No bastaron las promesas
de cumplir eterno?

¿Ser musa de la caricia del pincel
sobre lienzo virgen,
dueña de noctívagos versos?

Suspirar a la ventisca queda,
que sin permiso penetra
entre las cuerdas vocales.

A la tormenta blanca
que funde sus copos
al rozar unos ásperos labios,

unos mudos y marchitos sueños
en la garganta atorados.

Al rugido de erre gélida
que besa despacio aquel sonido
que emana de mi cuerpo
lánguido y lastimero

...

Ármame de aquellos latidos
que tuviste el valor de usurpar.

Aráñame hasta borrar tus huellas
de una moribunda alma

y dejar heridas que contengan
la pasión de un deseo cándido
de venganza u olvido.

Arde este invierno.

Arde fugaz
hasta que la ceniza más ínfima
quede insensible al toque de las llamas.

Arde.

Ard.

Ar.

Te suplico,
¡queden espectros
de tu viva imagen!

Te ruego.

Te lo imploro.

Desaparece

...

Te hice retratos
en cada obra sin consuelo.

Te hice letras
en cuentos, poesías,
cantares.

Te hice escultura
de carbonizado mármol,
dueña de una imaginación
recluida en soledades.

ArTe,
vuelve a la incandescencia
de la mano de la hoguera,

que no tengo el valor de
arrancarte de mi pecho
por determinación propia.

Márchate
...

O reside aquí y yace yerto
cuando llegue el instante ceniciento
de juventud despojado,

rodeado de las creaciones
que ambos forjamos.

Quédate, conmigo.

En el vacío que inspira,
en la belleza a base del tormento.

Y renace.

Renace en hogares del martirio
carentes de sentido,

entre fieles buscadores
de un nacido del delirio.

Renace, ArTe.

Serás fuego de vida.

...

Serás ósculo
con sabor a primavera,
la esperanza tras largos letargos
que permanecerá para aquel atrevido
que te anhele a su vera.

Diario de invierno Where stories live. Discover now