Quizás porque soy del norte

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Quizás porque soy del norte,
tan solo tal vez.

El lecho del verde estío
en el latir de su pecho;

Céfiro en su aliento,
en gozo y cantares
por el cisne negro
al alba en su yacer.

Claros de luna
reposando en sus ojos ambarinos,
de inconclusas sonatas
en venturoso cortejo con la aurora;

en su cabello, florecientes soles,
y entre virtuosos gráciles dedos
la obra sobre mi figura se corona.

Quizás por su adagio en mi piel
en mi invierno receloso de Vivaldi
o por los tenues restos de su aroma

...

Quizás porque soy del norte,
tan solo tal vez.

Diario de invierno Where stories live. Discover now