CAPÍTULO 2: Los viejos tiempos

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A la mañana siguiente el ambiente resulta más pacífico de lo normal. Leslie ha estado callada la mayor parte del tiempo y Scarlett ha logrado controlar su temperamento, que suele acentuarse cuando se despierta. Todo está transcurriendo con tanta calma hasta ahora que hay una parte de mí alerta a la más mínima señal de que algo vaya a trastocarlo todo.

En el fondo todavía estoy haciéndome a la idea de que voy a tener que comenzar una nueva vida. Otra vez. Entre las cientos de dudas que me persiguen a todas horas y mi necesidad innata de querer controlarlo todo, los nervios me están comiendo viva.

―Podríamos ir a hacer un poco de turismo por el centro ―propone de repente Scar―. Antes de que sea lunes otra vez.

―¿Tan rápido te has aburrido del colegio? ―Es una pregunta bastante absurda, sé de sobras que nunca le ha gustado estudiar.

―Es la mayor pérdida de tiempo que el ser humano ha podido inventar jamás ―asegura sacando a la luz su extremista personalidad. No hay término medio cuando se trata de ella.

―Me veo obligada a darte la razón ―bromea Leslie sentándose a nuestro lado en el sofá.

―¿Llevas aquí un mes y tenías que pedirlo el día después de mi llegada? ―inquiero con suma ironía.

―Agradece que no lo hice ayer. ―Se jacta la más pequeña con una sonrisa de oreja a oreja y un pestañeo angelical de lo más falso.

Pongo los ojos en blanco mientras le imploro paciencia al universo.

―Mira, no creo que volvamos a mudarnos en un periodo de tiempo cercano, o eso espero. Tenemos la oportunidad de ir a donde queramos cuando queramos, no hay prisas. ―Scar me fulmina con la mirada al instante, de modo que suelto un suspiro de resignación y me corrijo―. O sea, que incluso podríamos ir ahora mismo.

―¡Perfecto!, voy a prepararme. No tardéis mucho. ―Dos segundos después desaparece de nuestra vista al encerrarse en su cuarto.

Al final Leslie y yo acabamos imitándola yendo hasta nuestras respectivas habitaciones para arreglarnos. Después de trastear todos los armarios para encontrar algo decente, por fin consigo estar lista.

Al salir nos encontramos las tres en el pasillo.

―¿Y mamá? ―pregunta la más pequeña.

―Ya he hablado con ella, prefiere quedarse en casa hoy.

A Scar se le ilumina el rostro ante la respuesta de Leslie.

―Nada de adultos ―sonríe divertida. Yo alzo las cejas cuestionando mi existencia. Puede que todavía no tenga la edad políticamente establecida, pero sin duda alguna cargo con el puesto―. Tú no cuentas como uno. ―Mueve las manos en un gesto, restándole importancia a mi persona.

Genial, va a ser un día entretenido.

                                                                        (...)

Acabamos pasando casi el día entero recorriendo las calles del centro de Barcelona, y mi subconsciente regresa por instantes a todas aquellas vacaciones que vivimos en esta ciudad. Es como si de alguna forma todas esas memorias formaran parte de una realidad ya muy lejana, como si todo aquello hubiera sucedido en otra vida y ahora estuviera obteniendo pequeños fragmentos de lo que fue.

Tras un breve descanso decidimos que ya ha sido suficiente por hoy y cogemos el bus para volver a casa. Un rato después llegamos a la parada más cercana, aunque desde esta todavía quedan un par de minutos andando hasta llegar a nuestra residencia.

MetanoiaWhere stories live. Discover now