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ii ; two kids just trying to get out

—Quiero...— Lizzie murmuró, la mirada fija en la tacita que sostenía entre las pequeñas manos. —Quiero...

Sin voltear a verla, su atención puesta en el omelette en la estufa, Nikolai asintió. —¿Si?

—Quiero... ¡Una fiesta de cumpleaños!— La niña asintió, levantando la cabeza para ver a su padre. —De bomberos. Y que un bombero venga, pero un bombero de verdad...

Nikolai volteó a ver a la niña con una sonrisa. El rubio miró de reojo a Louis, quien tenía la mirada fija en la taza humeante de café frente a él, todavía medio dormido.

Era de admirar la cantidad de energía que Nikolai podía tener un lunes a las siete de la mañana, para igualar la de dos niños que no se callaban nunca. Especialmente Lizzie, quien adoraba tener con quien hablar durante el desayuno. Louis era más aficionado del silencio total mientras bebía café.

—Okay. — El rubio asintió —Anotado, cariño. Pero tú cumpleaños fue el mes pasado, tendrás que esperar otro año.

A Lizzie no le importaba, y probablemente para la próxima semana habría cambiado de idea. Como el último año, que quería una fiesta de doctores porque quería ser doctora como su padre. Por supuesto que en el lapso de una semana también quiso ser veterinaria, maestra y astronauta.

Podrían decir cualquier cosa sobre Nikolai, pero nadie iba a poder discutir que era un excelente padre. Por lo menos en eso Louis no se había equivocado al casarse con él.

Nikolai había viajado a los veinte años desde el frío de la lejana Europa al paraíso de Los Ángeles. A los veintidós conoció a Louis en una fiesta de una universidad a la que ninguno de los dos asistía, y se enamoró.

El destino es gracioso, y Louis había tenido la suerte de haber coincidido en tiempo y espacio con el hijo de un hombre con mucho dinero. Nikolai venía de una familia con mucho dinero, y al padre de Louis eso le venía en mano.

¿Qué mejor negocio para los Tomlinson que tener la oportunidad de volverse todavía más ricos?

Así que el padre de Louis estaba encantado cuando descubrió que Nikolai estaba terriblemente enamorado de Louis. Los Tomlinson tenían la oportunidad de hacerse todavía más ricos, y lo hicieron.

Louis nunca se lo reclamó a Clyde. No podía por mucho que quisiera: gracias al dinero de su padre, había logrado graduarse sin deber un solo dólar, había logrado tener su primera casa a los veinticinco y se había dado todos los gustos.

Nikolai era encantador. Guapísimo —todavía lo era incluso después de tantos años— , siempre tenía las palabras correctas para cada situación, era inteligente, bien educado. Sin duda que a su padre le encantaba.

Exótico y brillante, su chico de oro, Nikolai podría haber tenido al mundo en la palma de sus manos si hubiera querido, pero él quería a Louis.

Todo el mundo tenía los ojos puestos en Nikolai, pero Nikolai solo tenía ojos para Louis.

Nikolai se quedó a su lado con lealtad ciega, desde que vivían en ese apartamento basura en California —porque el padre de Louis se negó a seguir pagándole la renta hasta que hiciera algo de su vida— hasta el apartamento demasiado caro en el que vivieron por años en New York. A diferencia de Louis, a Nikolai poco le importaba si vivían en una lata de sardinas o en una mansión.

Luego Louis fue a la escuela de medicina, se casaron, y tuvieron dos hijos. El resto era historia.

El peor error de Nikolai fue casarse total y completamente enamorado. Si hubiera tenido una visión más objetiva de las cosas, si hubiera tenido la cabeza más fría, quizás se hubiera dado cuenta de que para Louis ese matrimonio era un premio de consolación.

open me up, tell me you like it (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora