Capítulo 17: Negro

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Su cabello negro todavía se dispara en picos desordenados alrededor de su cabeza y apenas era aplacado por el fino aro dorado que se cernía sobre su coronilla, sus ojos dorados seguían transmitiendo bondad y una pizca de diversión que se intensificaba cuando arqueaba sus espesas cejas, y las comisuras de sus labios tiraban ligeramente esbozando una sonrisa. Me permití detallarlo, le dí un breve repaso buscando y captando los cambios que éstos seis años pudieron haber hecho en él; reconocí la firmeza en su mandíbula, los pómulos más marcados, los hombros ahora más anchos y la prominente altura que adquirió y lo hacían ver tan imponente como atractivo.

— No deberías estar usando ese color —señaló, su voz se había vuelto más grave y ese era otro cambio notable en él
— Tú tampoco deberías estar usando ése —retruqué señalando su vestimenta negra, aquel color no correspondía a ningún don
— Yo no tengo poderes —contestó encogiéndose de hombros— ¿Cuál es tu excusa?
— Debo irme —dije e intenté ponerme en marcha pero él me sujetó de la mano, deteniéndome
— Espera...
— Voy a llegar tarde —repliqué y me hubiese gustado que mi voz no sonara tan nerviosa
— No empezarán sin mí —aseguró
— Entonces no seamos tan impuntuales...

Él me estudió con cautela, entrecerró los ojos sopesando mis palabras y considerando si era mejor dejarme ir o continuar presionando, al final su agarre se aflojó y me liberó.

— Está bien —concedió— Pero tú y yo aún tenemos una conversación pendiente
— Supongo que no tengo otra opción

La intensidad en su mirada me hizo darme cuenta que no me dejaría escapar, solo me daría una breve tregua y después me buscaría reclamando una respuesta, especialmente una sincera.

— Mucha suerte en tu demostración —dijo finalmente

Le musité un escueto agradecimiento y me apresuré a llegar al salón donde se realizaría la ceremonia, ya todos los Elementales estaban en sus lugares pero el evento todavía no iniciaba, localicé a mis compañeros vestidos de rosa y me escabullí entre ellos con mi corazón aún latiendo desbocado por el reencuentro con el Príncipe.

— ¡Por poco no llegas! —exclamó una Elemental a mí lado que llevaba su cabello rubio atado en una coleta
— Tuve un percance en el camino —contesté de forma evasiva
— Por suerte para ti, escuché que retrasaron el inicio de la ceremonia porque no encontraban al Príncipe Calix —contó y me sonrió— Soy Susan, por cierto
— Me llamo Aeris —dije devolviéndole el gesto
— A mí me parece una tontería que el Príncipe tenga que asistir a esto cuando él claramente es la persona menos cualificada para evaluar nuestros dones —expresó despectivamente un Elemental sobre nosotros
— El Príncipe no está aquí para calificarnos, Devan, está aquí para conseguir a su futura esposa —replicó una chica de cabello negro y ojos azules a su lado
— ¿Su futura esposa? —inquirí desconcertada y con una sensación de desazón embargándome
— ¡Por supuesto, tesoro! El Príncipe no tiene don, es un monarca débil, para compensar eso tiene que conseguir a una Elemental poderosa con la que pueda contraer matrimonio —explicó con suficiencia
— Esos son solo rumores, Sarah —dijo Devan rodando los ojos
— Yo también he oído sobre eso y además, escuché que ya tienen en la mira a una Elemental poderosa... —comentó Susan obviando el comentario del chico
— ¿La tienen? —pregunté sonrojada
— Oh, sí. Su nombre es Nadine y es una Elemental del Fuego, ya tendrás tiempo de verla, hará su demostración hoy con nosotros —respondió Sarah y entonces, las trompetas sonaron anunciando la llegada de los Elementales Anfitriones, la Reina y por supuesto, finalizando el cortejo; el Príncipe Calix.

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