La Batalla contra los Dioses Retorcidos

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El aire se cargó de tensión mientras Goku y Trunks se preparaban para lanzarse contra Goku Black, pero fueron detenidos abruptamente por Vegeta.

Vegeta, con una voz firme y una mirada que destilaba determinación, intercedió.

Vegeta: "¡Esperen! Seré yo quien se enfrente en solitario a esa copia barata de Kakaroto."

La sorpresa se dibujó en los rostros de Goku y Trunks ante la declaración de Vegeta. Goku, con una mezcla de preocupación y seriedad, replicó.

Goku: "¿Qué dices, Vegeta? Esto no es un juego. Ese monstruo exterminó a todos en la Tierra, y odio ver a alguien tan maligno llevando mi rostro."

Trunks, abrumado por la gravedad de la situación, optó por el silencio.

Vegeta, sin perder su ímpetu, contraatacó.

Vegeta: "¡Kakaroto, escúchame bien! Si los tres nos lanzamos sobre él, no representaría desafío alguno. Permíteme ser el primero en combatir. Le haré sentir el verdadero dolor por sus atrocidades."

Desde la distancia, Goku Black escuchaba el intercambio entre los saiyajines, su irritación creciendo por momentos ante la aparente indecisión de sus oponentes.

Goku Black, impaciente, lanzó un desafío.

Goku Black: "¡Basta de charlas inútiles, simios! Si van a pelear, que sea ya. ¡Me están haciendo perder el tiempo!"

Vegeta, incólume ante las provocaciones, respondió.

Vegeta: "¿Lo oíste, Kakaroto? Este desgraciado está pidiendo una paliza. Así que, si no te importa, voy a demostrarle de qué estamos hechos."

Goku, consciente de la gravedad de la situación pero confiando en la fuerza de Vegeta, le advirtió con seriedad.

Goku: "Vegeta, si veo que la situación se descontrola, intervendré sin dudarlo."

Vegeta, ya en posición de combate y sin voltear a ver a Goku, replicó con un tono despreocupado pero lleno de confianza.

Vegeta: "Haz lo que quieras, Kakaroto."

Con la determinación grabada en sus ojos y sin siquiera desatar el poder de sus transformaciones, Vegeta se lanzó hacia Goku Black como un meteoro impetuoso, su velocidad era tal que apenas se distinguía como un borrón ante los ojos de quienes observaban. En un abrir y cerrar de ojos, el puño de Vegeta impactó con una fuerza devastadora en el rostro de Goku Black, enviándolo surcando los cielos con una velocidad estremecedora. Sin concederle un instante para recuperarse, Vegeta se convirtió en una tormenta imparable, golpeando a Goku Black con una serie de ataques tan rápidos y potentes que parecían romper el mismo tejido del aire. Cada golpe, cada patada, resonaba con la furia de Vegeta, una sinfonía de violencia que pintaba el cielo con destellos de combate.

Desde abajo, Goku y Trunks eran meros espectadores de esta demostración de poder, un verdadero testamento al orgullo y la habilidad de Vegeta. Sin embargo, en el fondo de su ser, Goku sentía una inquietante sensación de presagio. A pesar de la clara superioridad de Vegeta en este enfrentamiento, Goku percibía que su amigo estaba más interesado en humillar a su enemigo que en terminar la batalla rápidamente. Era un juego peligroso, uno que podía tener consecuencias imprevistas, especialmente contra un adversario tan enigmático y potencialmente peligroso como Goku Black.

En un estallido de furia desatada, Goku Black irrumpió con una oleada de Ki que parecía desgarrar el propio cielo, repeliendo a Vegeta con una fuerza sobrecogedora. Su voz resonó con un tono furioso y dominante, cargado de la arrogancia propia de un ser que se consideraba divino.

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