𝘋𝘦𝘴𝘦𝘰 (𝘚𝘮𝘶𝘵)

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Se escuchaban jadeos desde cierta habitación de algún lugar en Louisiana, Alastor sujetaba las caderas de un pequeño y pálido rubio de ojos azules, su cuerpo fértil le provocaba de una forma que simplemente no podía explicar, el ruido del choque entre su pelvis y los glúteos del mayor estaba presente en toda la casa. Mientras Luzbel sudaba y se entregaba al caníbal este se inclinó para enterrar sus dientes en su cuello para poder marcarlo a la vez que apegó aún más su pelvis a aquel pequeño cuerpo, clavando con más fuerza su pene en aquella húmeda y cálida cavidad, dejando su semilla esparcida entre sus entrañas.

Era su omega, era suyo.

Al menos eso pensaba Alastor hasta que despertó recibiendo luz natural desde su ventana, miró a su lado encontrándose con Lucifer dándole la espalda mientras dormía bien acurrucado entre las mantas, a pesar de lo decepcionado que se encontraba de despertar una sonrisa tonta se formó en sus labios.

No tardó en sentir una ligera incomodidad, estaba erecto por su sueño húmedo. Tomó sus lentes de la mesita de noche, antes de levantarse le dio un cariñoso beso en la sien al omega teniendo cuidado de no despertarlo; se dirigió al baño y cerró la puerta tras de él, con su mano izquierda se bajó un poco el bóxer y con la derecha sostuvo su miembro endurecido. Apuntando hacía el váter empezó a masturbarse, con su mano libre se cubrió un poco la boca pero esto provocó que los vidrios de sus lentes se empañen, aguantando jadeos ladeó su cabeza mientras miraba con los ojos entrecerrados su mano en su pene, deslizándose.

En su adolescencia se había masturbado solamente por experimentar, no le agradó la sensación y no volvió a hacerlo hasta que conoció a Lucifer, en verdad su presencia produjo un completo cambio en él, sentía demasiado deseo carnal.

Solo podía imaginar las pálidas rodillas del más bajo contra el piso, sus pequeñas manos sosteniendo su miembro; rodeando sus finos labios en su falo; recorriendo con su lengua su carne y manteniendo su dulce mirada en sus ojos oscuros de una forma sumisa.

Necesitaba fecundar el útero de ese omega.

Por otra parte Lucifer fue despertando, se sentó en la cama y mientras bostezaba suavemente se cubría la boca, liberó suaves feromonas indicando que había tenido un buen sueño; buscó al alfa con su mirada pero no lo encontró. Revisó el reloj en la mesita de noche, decidió levantarse, suponía que Alastor había salido así que prepararía el desayuno para los dos.

No dejaba de pensar en lo amable que había sido su amigo, incluso no le había importado compartir su cama con tal de que durmiera cómodo. Aunque había algo que le preocupaba; pronto su celo llegaría, normalmente cuando esto ocurría solo se refugiaba en su hogar pues en aquel tiempo los supresores aún no existían, el problema es que ahora no tenía otro lugar qué ir más que la casa de Alastor, no le quería traer problemas.

Qué difícil era ser omega.

Mientras preparaba el desayuno escuchó un ruido tras de él, se volteó mirando al de piel trigueña; este lo veía con los brazos cruzados y estaba apoyado en el marco de la puerta del baño, sonrió ante la mirada del rubio. Lucifer podía notar un suave tono cálido en los pómulos ajenos, Alastor se había ruborizado recientemente.

— Buenos días, detective.

Lucifer le entregó una sonrisa.

— Buenos días, no sabía que estabas aquí.

Alastor sin decir nada se acercó al más bajo y sin respetar su espacio personal se inclinó y puso su cabeza en su hombro para ver que preparaba, eran tostadas francesas.

— Quería preparar algo sencillo, pronto debo ir a trabajar.

Notaba al de cabello castaño algo callado, al parecer estaba avergonzado por algo. Evitó hacer preguntas y solo mantuvo una pequeña sonrisa, era agradable conocer más partes ocultas del chico.

Y mientras Alastor, el solo miraba las pálidas muñecas del omega, tan pequeñas y delicadas, podía atraparlas con solo una de sus manos. Su respiración estaba ligeramente acelerada, por solamente unos milisegundos miraba los labios ajenos y apartaba la mirada rápidamente, no dejaba de pensar en la imagen mental del chico succionando su carne y hundiendo sus mejillas de forma suave para hacer más presión.

El rubio le hablaba de algo pero estaba perdido en sus pensamientos.

— ...Y bueno, cuando resuelva el caso recibiré mi dinero, también podré ir a casa y ver a mi prometida.

Alastor se quedó en blanco por un momento.

— ¿Prometida?

Enterró sus uñas en la mesa, sintió que por un momento se le fue la respiración.

— Es cierto, no te lo conté. Mi prometida es una alfa, mide casi lo mismo que tú y también es detective.

Lucifer se rascó la nuca al notar un ambiente diferente.

— Seguramente se molestará si le cuento que dormí en la misma cama que otro alfa, ni con ella he dormido; bueno, desde que llegué no me ha escrito ni una carta pero en verdad es afectuosa, a veces.

Alastor no quería seguir escuchando.

— Me debo ir.

Lucifer frunció ligeramente el ceño.

— ¿Qué? Pero preparé el desayuno para ambos.

El de tez trigueña se apartó.

— Comeré en otro lugar.

Necesitaba desahogarse, no le importaba si era demasiado temprano.

Caníbal | RadioApple Donde viven las historias. Descúbrelo ahora