I. That's who I am

35 4 2
                                    

189?: Esto sólo ha ocurrido una vez.

Cuando Arthur bebe pueden ocurrir dos cosas: que se convierta en el hombre más desagradable del mundo soltando lo primero que se le pasa por la cabeza para herirte o que se vuelva un hombre más cercano, divertido, que te diga cosas que -seguramente- no diría estando en sus plenas facultades. Si están en una taberna suele encontrarse con los problemas de frente en forma de borrachos como él que sólo buscan pelea, hay raras ocasiones en las que decide no prestarles más atención de la necesaria e incluso termina bebiendo algo con ellos, disfrutando con todo el mundo por igual.

Si Arthur sale a beber y emborracharse con sus compañeros le gusta pasarlo bien. Le gusta disfrutar y que los demás disfruten tanto o más que él. Esa noche John se ha unido a su escapada y han perdido la cuenta de las bebidas que llevan en el cuerpo, de los litros de alcohol que les recorren las venas. Empiezan hablando de los viejos tiempo, Arthur metiéndose con él, riéndose, buscando cualquier forma de hacerle sentir en ridículo pero después es John quien se lo devuelve y Arthur intenta callarle de la mejor manera que sabe hacer: amenazándole con darle una paliza. Terminan riéndose, uno sobre el hombro del otro, la gente de su alrededor no les presta mucha atención porque están igual o peor que ellos.

Cuando Morgan cree que han tenido suficiente y que es hora de volver al campamento si no quieren acabar vomitando en el barro fuera de la taberna, tironea de John quien no deja de reírse e intenta negarse a regresar.

Se tambalean uno al lado del otro entre los callejones desiertos de la ciudad, a esas horas ya no queda absolutamente nadie, todos están recogidos en sus casas o bien emborrachándose en el lugar que ellos acaban de dejar atrás. Arthur se ríe a carcajadas, por lo que John dice, por lo que él mismo habla y por nada en especial, simplemente tiene la risa floja y todo le parece la mar de divertido en esa noche que promete terminar con un dolor de cabeza al día siguiente que recordará por el resto de sus días.

John se apoya en un edificio, los callejones son estrechos y cuando se inclina hacia adelante para reírse está más pegado a Arthur de lo que debería. Ninguno le da importancia. Cuando se incorpora, se estira y apoya una mano en el hombro de su amigo que parece más interesado en el cielo estrellado que en cualquier otra cosa. Arthur se gira hacia él, con una sonrisa colgando en los labios, dispuesto a continuar el camino. John sin embargo se queda allí, la espalda contra la pared, sonriente, una mano aún tocando a Arthur y la mente nublada.

- Si alguien nos ve ahora mismo -John no puede contener la risa- van a pensar cosas raras.

Están más cerca que hace unos segundos, Arthur le mira contento y le mira raro.

- ¿Qué pensarían Marston? -habla en bajito.

Joder, no puede ser verdad que se esté calentando de esa manera sólo por escuchar la voz de Morgan tan cerca.

- Ya sabes Arthur -John ya no se ríe y le sale un tono de voz provocativo que él negara haber usado.

- No estamos haciendo nada extraño, sólo somos dos borrachos.

Arthur se acerca más.

- Sí, dos borrachos que deberían volver a casa -el aliento de John le golpea a Arthur en la cara.

Se miran. Se miran mucho y tan intensamente que parecen estar leyéndose el pensamiento. Ninguno de los dos sabría decir al día siguiente quién fue el primero, pero ambos bajan los ojos hasta los labios del otro, quizá primero es Arthur, o no, tal vez sea John el que mira los labios de Arthur y se humedece los suyos. Es mutuo y acto seguido tienen las bocas pegadas, tampoco podrían asegurar quien se lanzó, Arthur diría que John y John se quedaría callado pero en su cara se vería reflejada su respuesta con claridad: fue Arthur con esos ojos de animal en celo.

What matters.Where stories live. Discover now