22. DRAGON

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En el patio trasero de la mansión, el tiempo mismo parecía haberse detenido.


Susan y el resto de las niñas que estaban preocupadas por Adam.


Ahora solo podían mirar atónitas la escena frente a ellas.


Incluso Amina, que era originalmente la protagonista de la historia, solo podía hacerse a un lado aturdida, luego de superar la prueba del dios dragón.


Su cabello rojo que parecía ser el origen del fuego mismo y su aura imponente capas de someter a sus enemigos con una mirada de sus ojos carmesís.


Habían sido fácilmente opacados por la mujer que acariciaba gentilmente la cabeza de un inconsciente Adam.


Ya no quedaba rastro del caótico jardín que había sido envuelto en un desordenado shoke de energías.


Sin embargo, la calma que ahora dominaba la zona se sentía aterradoramente antinatural, debido a que las poderosas energías contrarias seguían sin dispersarse alrededor.


[El mundo mismo teme ofenderla...]


[[[[...]]]]


Susan no pudo evitar soltar un murmullo tenso al observar la escena y el resto de mujeres parecían compartir su opinión.


Rodeadas de innumerables fuerzas opuestas que se negaban a seguir su designio natural y continuar su conflicto eterno, no podían pensar en otra posibilidad.


Ya sea inconsciente o indiferente a los pensamientos de las niñas.


La mujer siguió acariciando el rostro de Adam, con una sonrisa encantadora.


Aunque la figura era traslucida y la luz que emanaba ocultaba la mayor parte de su existencia.


Lo poco que se podía distinguir era mas que suficiente para hacer entender a cualquier ser vivo que, la mujer era una belleza inigualable en el mundo mortal.


Nadie sabe cuanto tiempo paso o siquiera si el tiempo estaba corriendo.


Solo podían mirar en silencio e inmóviles, a la mujer que parecía perdida en su propio mundo, mientras jugaba con el rostro del inconsciente Adam.


[Fuhhuhu... Idiota incorregible...]


Finalmente, tras una risa aparentemente juguetona pero que contenía un anhelo milenario, la mujer pronuncio palabras inentendible antes de juntas sus labios con los de Adam.


En ese mismo instante, todas las fuerzas colisionantes en el patio se dispersaron sin dejar rastro, devolviéndolo finalmente a una paz genuina.


[Si amarte es sufrir... Entonces, sufriré por siempre...]


Mi loco sistema quiere voltear los cielos, pero yo no quiero trabajarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora