Capitulo: 000042

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A veces las ayudas vienen de quien menos esperamos....

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Aquella noche Sesshomaru se dirigió hacia su antiguo hogar, el hogar de su niñez.
Las luces del auto alumbraron la  entrada del lugar, al estacionarse se reclino pegando su frente  al volante, luego regreso a su posición  inicial y froto con sus manos su rostro bruscamente, su respiración es agitada. Sesshomaru sentía que su corazón le quemaba el interior, sentía una presión en sus dedos junto a un cosquilleo molesto; esto hizo que no cerrara sus ojos, apretara con fuerza el volante de su auto y produjese un sonidos con su garganta que sonó más como un gruñido. Al abrir sus ojos mira hacía la casa y decidió bajar del auto, camino hasta la puerta de la  entrada y cruzo el umbral, estando dentro miró a su alrededor pero está vez no fue como su última estadía ahí, está vez puedo controlar los demonios de su mente o quizás su mente estaba tan ensimismada en la figura de la azabache que, los demonios de su pasado pasaron a segundo plano.

No podía creer lo que había visto esa noche, nunca imagino que la mujer que el amaba y a la cual había alejado de su vida muy en  contra sus deseos para protegerla, se relacionaria con uno de sus enemigos, esto no era casualidad era claro que todo estaba orquestado en su contra.

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Mientras tantos...

- ¿Estás muy callada? -inquirió Inuyasha mientras conducia para llevar a Kagome de regreso a casa.

-  Solo estoy cansada -respndio la azabache con una leve sonrisa. Inuyasha solo se limito a asentir y la observó de soslayo.

Al llegar a su apartamento y cerrar la puerta tras si, sus lagrimas  comenzaron a rodar, sus soyosos hicieron eco en la penumbra de aquel apartamento sin poderlo controlar. En ese momento en el que Sesshomaru estuvo frente a ella como si no la conociera, eso realmente fue doloroso, él la había ignorando como si nada. La azabache solo camino hasta su habitación se  recostó sobre su cama en forma de ovillo, mientras sus  lágrimas seguian fluyendo.

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Sesshomaru se condujo hasta el pie de la escalera la cual comenzó a ascender con lentitud, en cada paso cada escalón rechinaba como si le doliera, al llegar al primer piso escucho algo caer y romperse contra el suelo, el sonido provenía del que alguna vez había sido el despacho de sus padre, sin pensarlo dos veces se dirigió hasta el lugar pensando que quizás halla sido un animal que se hubiera colado por alguna ventanilla y estaria haciendo desastre. Al abrir la puerta del despacho se encontró con el lugar en penumbra, recorrió con la mirada el lugar hasta donde la poca luz le permitía encontrando un jaron despedazado en el suelo, dicho jaron había estado sobre una repisa al fondo del despacho

- ¿Como terminó en el suelo? -penso con cuericidad.

Encendido una de las lámparas para observar mejor el lugar, sus ojos se  orientaron a las fotografías que decoraban el recinto y un aire de melancolía inundo el espacio, Sesshomaru respiro profundo y giró para dirigirse a la puerta pero al mirar hacia el fondo de la habitación en un pequeño espejo se reflejaba una silueta, sin dudarlo saca su arma y apunta hacia el lugar.

- Te sugiero que salgas con lentitud. -ordeno el paliplata.
Al individuo no le quedó más remedio que proceder a la orden

- ¿Tú? -dijo con extrañeza el peliplata, Sesshomaru quitó el seguro a su arma.

- Tranquilo Sesshomaru - dijo con calma el detective Toya, mientras colocaba su arma con lentitud sobre el escritorio. Sesshomaru achico sus ojos mientras observa con detenimiento cada movimiento sin dejar de apuntar.
El detective mantuvo sus manos visible al peliplata

- Tranquilo -volvio a repetir- soy policía y lo sabes.

- Policía o no estás invadiendo propiedad privada, y lo sabes. ¿Que haces aquí?

- Baja el arma y hablemos -pidio el detective.

- No tienes derecho a pedir nada.

- Se que no, pero tampoco creo que seas tan tonto en dispararme te estarías metiendo en un gran problema.

Sesshomaru sonrió

- ¿Problema? Si te disparo nadie lo sabría.

- ¿Crees que soy tonto como para  venir para acá sin decirle a nadie? Solo te pido que me escuches y sabrás la razón del porque estoy aquí.

Sesshomaru respiro profundo y decidió escuchar lo que tenía que decir el detective.

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Sesshomaru se ubicó detrás del escritorio, mientras Toya se ubicó frente a la ventana.

- Jamas pensé que el hijo del detective Taisho fueses tú, tu padre y el mío trabajaron juntos en un gran caso denominado "Cangrejo Rojo". ¿Supongo que sabes sobre el? -inquirio el detective pero Sesshomaru solo permaneció en silenció.- Fue un caso muy peligroso en el que mi padre perdió la vida, por mucho tiempo pensé que tu padre era el culpable de esa tragedia, pero, ahora se que no fue así.

- ¿Y como llegaste a esa conclusión? -pregunto Sesshomaru.

- Me hice detective para reabrir el caso, pero no pude hacerlo, las pruebas que se tenían no eran suficientes, la mayoría de los  involucrados  desaparecieron, así que decidí hacerlo por mi cuenta. No asido fácil llevó dos años y medio en esto.

- Aún no entiendo que tiene que ver conmigo, si ya sabes que mi padre no fue el culpable de la muerte del tuyo- dijo Sesshomaru.

- Durante mi investigación supe que a tu padre lo asesino el mismo que asesino al mío, Kirinmaru. Cuando tu familia fue masacrada mi padre continuo la investigación en la que  estaba a cargo el tuyo pero cuando se acerco más para exponer a Kirinmaru este también lo asesinó. De la noche a la mañana todo el caso se cerró, sobre los asesinados dijeron que el detective Taisho estaba involucrado con mafias y había arrastrado a mi padre; obviamente todo eso era una mentira, hasta aún ahora Kirinmaru tiene infiltrados en la policia por eso es difícil que le cojan con las manos en la masa. -contaba el detective Toya.

Sesshomaru no sabía que pensar en ese momento, le intrigaba la postura del detective, nunca se imagino que el fuera el hijo del compañero de su padre y mucho menos que este supiese tanto.

- Por mucho tiempo todos han pensado que el detective Taisho y toda su familia fue masacrada por  sus lazos con la mafia, pero sabemos que no es así, sus hijos están vivos. -dijo el detective, Sesshomaru al escuchar eso se alarmó y no porque le dijera que él viviera porqué eso era obvio, sino porque el dijo los dos hijo.

- ¿Que estás insinuando?.

- No lo insinuó Taisho, lo afirmó los dos hijos del detective Taisho siguen con vida, tú y tu pequeño hermano

- ¡Donde está!- exclamo Sesshomaru poniendose de pie de golpe.

- Más cerca de lo que tú piensas. Tu pequeño hermano está muy cerca.

Sesshomaru estaba estupefacto por lo qué escuchaba, sabía que su hermano estaba vivió pero aún no había dado con su paradero, ahora el detective le decía que está cerca ¿estaría diciendo la verdad? Tendría que asegurarse eso .

Sesshomaru estaba estupefacto por lo qué escuchaba, sabía que su hermano estaba vivió pero aún no había dado con su paradero, ahora el detective le decía que está cerca ¿estaría diciendo la verdad? Tendría que asegurarse eso

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      (Crédito al autor de la imagen)

El lado oscuro de un amorOnde histórias criam vida. Descubra agora