Capítulo 12. Revirtiendo la oscuridad

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—¡Gallantmon!

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—¡Gallantmon!

Tu voz no lograba alcanzar los oídos del Digimon ahora transformado en Megidramon. La criatura volaba lejos, comportándose de manera extraña. Temías que Megidramon tuviera la intención de devorarte. Desearías tener la habilidad de desvanecerte o liberarte con facilidad.

De repente, Megidramon se posó sobre un rascacielos, sin soltarte. Permanecías inmóvil, pensando que quizás no notaría tu presencia. Pero estabas muy equivocada. La bestia se giró hacia ti, la boca abierta, mostrando sus enormes colmillos y salivando.

El miedo te inundó.

—¡E-Espera! ¡Por favor, no lo hagas! —suplicaste con los ojos llenos de lágrimas.

Ojalá Angewomon estuviera aquí y, con su habilidad de magia blanca, pudiera tranquilizar al monstruo. O algún otro Digimon santo. Parece que este será tu fin. No puedes rechazar tu destino.

Megidramon poco a poco cerraba su boca. Se acercó para olerte más de cerca. Escuchaste un leve ronroneo de la bestia y te preguntaste el motivo de su acción. Su lengua pasó por tu cuerpo, cubriéndote de babas, incluso su hocico se movía entre tus ropas. Te diste cuenta de sus intenciones porque aún estás en celo.

—Un momento… No voy a tener relaciones en tu forma de dragón —aclaraste.

Parece que él no te escucha. La cola de Megidramon se enrosca aún más alrededor de tu cuerpo y sueltas un gemido de dolor. Es como una serpiente que desea devorar a su presa. Afortunadamente, tus brazos están libres y tocas su rostro intentando apartarlo; sin embargo, Megidramon es más fuerte.

Te sientes débil. Tus fuerzas están flaqueando. No quieres tener relaciones en esa forma; temes que te romperá en dos.

—Gallantmon, por favor... No quiero esto... Vuelve a ser tú mismo...

No podías parar de llorar, deseando que el Digimon reaccionara y se diera cuenta de la situación antes de que las cosas terminaran mal. Y, de repente, una luz emanó de tus manos, cegando por un momento a Megidramon. Estabas sorprendida, sin entender el motivo de aquel fenómeno.

El cuerpo de Megidramon se iluminó con esa luz y, poco a poco, su forma fue cambiando. La cola se transformó en brazos fuertes; las grandes y poderosas alas, en una capa; y la cabeza también cambió.

Megidramon evolucionó a Gallantmon.

Tu cuerpo se relajó aliviado al ver que el Caballero Real había vuelto en sí. Ahora, la cabeza de Gallantmon descansaba en tu hombro, indicando su agotamiento. Aún intentabas comprender lo sucedido. No dejabas de mirar tu mano, preguntándote qué había sido eso. ¿Sería posible que tuvieras un poder oculto? Eres un misterio en esta naturaleza.

La cabeza del Digimon se movió ligeramente. Su cálida respiración te hizo estremecer, silenciando cualquier sonido que pudiera incitar a los Alfas.

—¿Qué… ha pasado? —preguntó Gallantmon, confundido.

Digimon: Mundos Mezclados (Digimon x Reader)Where stories live. Discover now