IX. Encuentro

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La atmósfera en la mansión Jeon parecía envuelta en una sombra densa y opresiva, como si el brillo habitual de la casa se hubiera desvanecido en el aire. Jin notaba la tensión en cada rincón, pero no comprendía del todo la causa hasta que Rose, en una de sus conversaciones, compartió un secreto oscuro que pesaba sobre la familia.

En un momento de confianza, Rose le confesó a Jin que ese día era el aniversario de la muerte de su madre. Habló en voz baja, con los ojos llenos de tristeza y el corazón cargado de recuerdos dolorosos. Describió cómo su padre se encerraba en su despacho, sumido en su propio dolor y culpa, incapaz de enfrentar el mundo exterior.

Rose compartió con Jin la tragedia que había golpeado a su familia tres años atrás. Recordó el fatídico día en que sus padres decidieron salir a festejar su aniversario sin la protección de los guardaespaldas habituales. Fue entonces cuando ocurrió el accidente, un giro del destino que cambió sus vidas para siempre. Jisoo, la madre de Rose, perdió la vida en ese trágico incidente, dejando atrás un vacío imposible de llenar.

Entre lágrimas, Rose confesó cómo su padre aún se culpaba a sí mismo por lo sucedido, atormentado por la idea de que podría haber hecho algo para evitar la tragedia. Jin escuchaba en silencio, con el corazón pesado por el dolor que emanaba de las palabras de su hermanastra. A medida que Rose compartía su dolor y su angustia, Jin se sintió aún más conectado con ella, compartiendo su carga emocional y prometiéndole en silencio que estaría allí para apoyarla en todo momento.

Después de su conversación con Rose, Jin descendió las escaleras hacia la sala principal de la mansión Jeon. El aire parecía más denso que nunca, cargado de una tensión palpable que pesaba sobre sus hombros. Mientras caminaba, notó la puerta entreabierta del despacho de Jungkook, una invitación silenciosa que despertó su curiosidad.

Incapaz de resistirse a la tentación, Jin se desvió hacia la puerta entreabierta y se adentró en el despacho de Jungkook. Sus ojos recorrieron la habitación, deteniéndose en una fotografía familiar que descansaba sobre el escritorio. En ella, Jisoo sonreía radiante junto a Jungkook y sus hijos, una imagen de felicidad congelada en el tiempo.

Pero fue entonces cuando Jin notó algo sorprendente: los rasgos de Jisoo se reflejaban en su propio rostro de una manera sorprendentemente familiar. Los ojos, la forma de la nariz, incluso la curva de la sonrisa... todo parecía conectarse de alguna manera, como si hubiera una conexión más profunda entre ellos de lo que nunca habría imaginado.

Antes de que pudiera reflexionar más sobre este descubrimiento, un golpe repentino resonó en la habitación, haciendo que Jin se sobresaltara. Levantó la mirada para ver a Jungkook entrar en el despacho, una botella de whisky en la mano y una expresión de enfado en el rostro.

-¿Qué estás haciendo aquí?- La voz de Jungkook era dura y llena de tensión, revelando su clara molestia por la presencia de Jin en su espacio personal.

Jin se sintió momentáneamente atrapado, sin saber cómo responder ante la reacción hostil de Jungkook.

El azabache frunció el ceño, su mirada penetrante clavándose en Jin como si tratara de leer sus pensamientos.

-¿Eres un espía? ¿Qué estabas buscando en mi despacho, Jin? ¿Acaso has sido enviado aquí para espiarme?

Jin se mantuvo firme ante las acusaciones de Jungkook, negando cualquier intención maliciosa.

-¡No, por supuesto que no! Solo... solo quería hablar contigo. No soy un espía, Jungkook.

Pero este no estaba dispuesto a aceptar sus palabras tan fácilmente. La tensión entre ellos se intensificó mientras discutían, con Jin tratando desesperadamente de hacerle entender su verdadera intención.

-¡Te he buscado para confrontarte por lo de la otra noche! ¿Por qué me humillaste de esa manera, Jungkook? ¿Es esa la forma en que tratas a tu esposo?

La arrogancia en la expresión de Jungkook apenas se desvaneció mientras lo escuchaba, como si no le importara en absoluto el sufrimiento que había causado.

-¿Eso es todo lo que te importa, Jin? ¿Tu orgullo herido?

Jin guardó silencio, sintiendo la rabia arder dentro de él ante la insensibilidad de Jungkook. Pero antes de que pudiera responder, Jungkook actuó con impulsividad, atrayéndolo hacia sí y sellando sus labios en un beso feroz y dominante.

Empujó a Jin hacia su escritorio con una determinación desenfrenada, bajando sus pantalones con una mezcla de deseo y agresión. Jin se encontró atrapado en un torbellino de emociones, su mente luchando contra su cuerpo mientras se entregaba a la intensidad del momento, sabiendo que esta noche cambiaría todo entre ellos.

En la penumbra del despacho, los cuerpos de Jin y Jungkook se enredaron en un frenesí de pasión y deseo desenfrenado. No había delicadeza en los movimientos de Jungkook mientras preparaba a Jin, ni en su entrada en él. Cada movimiento era impulsado por la ira y la lujuria, sin espacio para la ternura o la consideración.

Jin se sintió abrumado por la intensidad del encuentro, sus sentimientos oscilando entre la excitación y la confusión. Era su primera vez, pero cualquier rastro de nerviosismo fue ahogado por la ardiente determinación de Jungkook.

Los gemidos llenaron la habitación mientras se entregaban al éxtasis del momento, cada uno buscando liberarse de las cadenas que los habían atado por tanto tiempo. Pero no había amor en sus acciones, solo un ansia voraz de satisfacción física y una necesidad desesperada de escape.

Para Jin, la experiencia fue abrumadora y desconcertante. Había imaginado su primera vez como un momento de intimidad y conexión emocional, pero lo que encontró fue un torbellino de emociones contradictorias y una sensación de vacío en su interior.

Cuando finalmente alcanzaron el clímax juntos, no hubo palabras de amor o afecto compartido, solo el silencio cargado de tensión que colgaba en el aire. Se separaron con la misma brusquedad con la que se habían unido, cada uno sumido en sus propios pensamientos y emociones tumultuosas.

Jin se quedó tumbado en el escritorio, sintiendo el peso de lo que acababa de suceder colarse en su alma. Se preguntó si alguna vez encontraría la conexión emocional que anhelaba, o si estaba destinado a seguir perdido en un mar de deseo vacío y sin sentido.

Después del frenético encuentro, Jungkook se separó de Jin con brusquedad, dejándolo recostado sobre el escritorio, su cuerpo temblando por la intensidad del momento. Una mezcla de emociones tumultuosas se arremolinaba dentro de él, dejándolo aturdido y confundido.

Jin miró a su alrededor, viendo los rastros de su encuentro dispersos por la habitación. El escritorio estaba manchado con el líquido de ambos, una prueba tangible de su pasión desenfrenada. Entre sus piernas, sentía la evidencia de su propia sangre mezclada con los fluidos de Jungkook, un recordatorio crudo de su primera vez.

El aire estaba cargado con la tensión no resuelta mientras Jin luchaba por asimilar lo que acababa de suceder. Se sentía vacío y vulnerable, como si hubiera perdido algo de sí mismo en el proceso. El silencio era ensordecedor, solo interrumpido por el eco de su respiración entrecortada y el latido acelerado de su corazón.

Sin decir una palabra, Jungkook se alejó, dejando a Jin sumido en un mar de pensamientos turbulentos y emociones confusas. Se sentía solo y abandonado, con el eco de su encuentro aún resonando en su mente como un eco persistente de lo que había perdido.

Jin cerró los ojos con fuerza, tratando de bloquear las imágenes y sensaciones que amenazaban con abrumarlo. Se sentía perdido en un mar de emociones contradictorias, sin saber qué camino tomar a partir de ahora.

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