BECAUSE YOU'RE SPECIAL

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CHAPTER FOURTEEN

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CHAPTER FOURTEEN

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A pesar de que el invierno había pasado, Narnia se consideraba un lugar en el que casi nunca hacía calor. Así que Aurelia traía dos sábanas encima, mientras estaba acostada en la hamaca de su carpa.

Todo era demasiado elegante y costoso. Tanto que temia tocar algo que no debía, o romper alguna cosa de valor. Parece que vivir con el Sr. Kirke le había creado ciertos problemas. . .

El Sr. Kirke.

Sentía que no lo veía hace años. Lo extrañaba, pero no se sentía capaz de abandonar Narnia por ninguna razón. Así que si en algún momento tenía la ocasión de volver, se llevaría varias cosas para su colección de cosas extrañas.

Aunque estaba segura que nada se podía comparar a lo que sus ojos habían visto el último día.

Fue allí que se dio cuenta que llevaba mucho tiempo con los ojos abiertos y se preguntó cuánto tiempo habría pasado en vela. Luego de la visita de la bruja blanca todo el mundo se puso a entrenar con sus diferentes armas y escuchó múltiples golpes de espadas y gritos. Ella mientras tanto decidió seguir practicando con sus habilidades, después de todo sobraban espadas, pero no podía perder la gran ventaja que tenía.

Sintió unos ruidos fuera de su carpa, cosa que un principio la hizo esconderse debajo de sus sábanas. Como si aquello fuera ser suficiente, hasta que recordó que con el movimiento de una mano podía hacer que la tierra se tragara a alguien, así que se levantó cuidadosamente y camino por su carpa hasta la puerta de tela, sacó la cabeza sintiendo el frío arroparla enseguida, y como sabía que no debió botar su chaleco, lo agarro y se puso la capucha encima y salió a caminar un rato.

Sabía que probablemente tendría que descansar, pero le era imposible si quiera cerrar los ojos al ver todas las cosas de cuentos de hadas que había a su alrededor. Animales parlantes, arcos, vestidos, carrozas. Se sentía como una auténtica princesa, ya tendría tiempo para dormir luego de que se acostumbrara.

Vio entonces como algunas carpas después, en el centro del campamento, había una luz en medio de la oscuridad. Bueno, aparte de las miles de estrellas que brillaban encima de ella.

Frunció el ceño, preguntándose si aun habrían personas entrenando o charlando, no le sorprendería mucho, después de todo había alcanzado a notar lo festivos que llegaban a ser los Narnianos. Dio unos cuantos pasos tratando de ser silenciosa, y solo se encontró una fogata encendida, sin ningún dueño.

Aquello le pareció muy irresponsable. Alzó sus manos por encima del chaleco y trató de crear maleza para que apagara las llamas, pero entonces sintió algo filoso en su espalda.

𝐖𝐄𝐋𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐇𝐎𝐌𝐄 | 𝐏𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐏𝐞𝐯𝐞𝐧𝐬𝐢𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora