Cap. 1

50 18 3
                                    

_ Necesito que estén calmados para los que le voy a decir.

Yo aun estaba acostada en la camilla, pero podía escuchar la voz del doctor.

Después de pasar dos semanas con fatiga, nausea, perdida de peso, inapetencia, decidí contarles a mis padres lo que sucedía e inmediatamente me llevaron al hospital más cercano.

Los médicos empezaron a hacerme análisis y yo estaba muy asustada.

Pasaron tres días y yo no mejoraba, aunque me estaba tomando todos los medicamentos que me había indicado.

Mi apetito no regresaba y cada vez estaba más delgada. Quería dormir. Dormir y no despertar, porque me sentía muy cansada.

Ese día mi madre me despertó temprano. Íbamos a buscar los resultados de los análisis.

Pensé que ese día seria diferente. Que me dirían que tenía una anemia crónica y con algunos medicamentos estaría bien en unos días o que solo era estrés.

_ Doctor, por favor, dígame que mi hija está bien.

La voz de mi madre me hizo mirar a mi derecha donde se encontraba parada al frente del doctor. Tenia la vista nublada y no la podía ver bien, pero se que esta hay, porque su olor es inconfundible.

Ese aroma a flores que siempre he amado con locura, que me hace suspirar, que me brinda paz. No hay manera de que no sepa donde esta mi madre si puedo olerla.

_ Señora Bisyeat, su pequeña tiene cancel.

No pensé en nada, no dije nada, no llore, no me puse nerviosa, ni me preocupe, porque pensé que todo era un sueño. Hasta que es cuche a mi madre llorando.

Lo poco que podía ver antes, ahora sea vuelvo de color negro.

_ Mi niña, no me hagas esto, por favor, mi niña.

Escuchaba una voz muy lejos de mí y no podía reconocer de quien era, tampoco podía abrir los ojos para ver quien es. No tenía fuerzas ni para respirar.

Sentí una punzada en el brazo derecho y luego otra en el izquierdo. Me estaban inyectando y con todo el esfuerzo del mundo abrí los ojos.

_ Mi niña ¿estas bien? ¿Por qué te desmayaste? ¿escuchaste algo?

_ Por favor, señora, lo mejor será que salga, la pequeña esta muy delicada y lo menos que necesita es que la abrume con preguntas. Le prometo que desde que estemos seguro de que esta mejor la dejaremos pasar.

Mis ojos dejan de mirar a mi madre y estudian al hombre que esta parado al lado de mí.

Es un hombre de unos 40 años, no tan alto y con una Barva un poco larga. Lo identifique como el doctor, pero no es el mismo que me ha estado haciendo análisis.

_ Doctor.

El hombre pone toda su atención en mi y me pregunto si lo que escuche fue un sueño o si en realidad tengo cancel.

_ Tuviste un desmayo, pero ya estarás bien con los medicamentos que te pusimos.

Yo asiento mientras me paso las manos por los ojos. Ya no veo borroso como antes, pero tengo sueño.

_ Iré a hablar con tu madre que esta muy preocupada y te dejare descansar un poco.

Mi respuesta es un bostezo, pero cuando el doctor se da la vuelta siento como que si tuviera que llamarlo y preguntarle que me pasa.

_Doc.

Mi voz salió tan baja que el Doctor no me escucho y salió de la habitación.

Mi estrella favorita.Where stories live. Discover now