Cap. 3

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Inhalo profundamente mientras miro la pequeña cama que espera tranquilamente la llegada de alguien.

No tengo mucho que ponerme, en esta casa solo tengo lo necesario y creo que será así hasta que mis padres me lleven a mi casa, así que decido ponerme mi ropa de dormir y acostarme en la pequeña, pero cómoda cama.

Mientras deslizaba las piernas por debajo de la sabana sentí como algo suave y peludo pasaba su cola por mi cuello. _ Ya sé que eres tú, Peter.  Me sentía cansada, pero la compañía de Peter siempre me ponía de buen humor.

_ Ahora no voy a jugar, pero te prometo que mañana lo haremos.

Peter me miro a los ojos como que si también supiera lo que estaba pasando y eso me hizo sentir incomoda. No quería que todos me vieran con lastima. No quería ser un estorbo y mucho menos quería que mis padres descuidaran sus cosas por mi culpa.

_ Deja de mirarme así. Le exigí a Peter y salto hasta colocarse en sima de mi abdomen.

Sus ojos son muy redondos y de un color como azul claro con verde. Siempre que lo veía sentía que estaba mirando la playa. Su cuerpecito es de color gris con algunas partes blancas y su nariz es de color rosa.

Peter siempre es muy cariñoso y le encanta que le cuente chismes. Es excelente cuando se trata de escuchar, pero cuando piensa que hay problemas es muy intenso. No le gusta que le mientan. creo que la edad lo ha puesto más problemático.

A veces pienso que Peter es más que un simple gato.

Mientras tenia una guerra de miradas incomodas y con mensajes amenazantes con Peter, sentí como mi teléfono empezó a sonar cerca de mí.

Lo iba a ignorar, de verdad que lo iba a hacer, pero a veces el destino te hace hacer cosas que jamás la habrías hecho si no fuera porque el universo decidido que sería así.

Nunca perdía una guerra contra Peter, pero esta ves lo hice, solo por ver que le sucedía al teléfono y pude escuchar como Pete, el señor gato, celebrara su victoria.

Había tres llamadas perdidas de un numero desconocido. Miré a Peter y le comenté lo de las llamadas, pero él estaba muy distraído lamiéndose una pata y me ignoro completamente.

_ ¿Sera alguien importante? ¿O serán algunas de mis amigas que cambio de numero? Eran muchas las posibilidades las que pasaban por mi mente, pero ninguna era la correcta.

_ Peter ¿y si le devuelvo la llamada?

Peter no respondió, pero al menos esta ves si me miro y se interesó más de lo que pensé por el desconocido.

Estaba a punto de marcarle devuelta, estaba decidida a hacerlo, pero en ese preciso momento tocaron la puerta.

Peter bajo como una bala de la cama y se sentó cerca de la mesita. No sé por qué hizo eso, si a él no se le prohíbe subirse a la cama.

_ Estrella, te he preparado un sándwich que sé que te va a encantar y he traído un jugo de naranja muy bueno.

Mi abuela me había traído una rica comida, pero yo no tenía apetito. Se que si me niego a comer algo me pondré más delgada y se preocuparan más de lo que están y yo no quiero hacerlos sufrir más, así que le dedique una sonrisa a mi abuela y tome el plato.

_ Pon el jugo en la mesita abuela, me lo tomare luego de terminar con esto. Señale el plato que ya tenía en mis manos y mi abuela se sentó a mi lado.
Mire el plato por tercera vez y luego mire a mi abuela que esperaba atentamente a que diera la primera mordida al sándwich.

Dejé de respirar para no oler el pan y le di un gran mordisco a ese sándwich. Mi abuela sonrió al ver que estaba comiendo, mientras que yo solo podía pensar en no respirar, porque si lo hacía vomitaría todo.

Peter empezó a maullar en la dirección de mi abuela. _ Al parecer Peter quiere que le des de comer abuela.

La verdad es que Peter estaba maullando para que mi abuela saliera de la habitación y me dejara sola. Así era el señor gato. Siempre cuidándome como que si fuera su hija gigante.

_ Ven Peter, es hora de comer.

Mi abuela salió primero y luego Peter.

No pretendía dejar de comer, porque sabia que si no lo hacía empeoraría.

Un mordisco, dos, tres y… después de mirar el ultimo pedazo como que, si fuera lo más asqueroso que he visto en toda mi vida, decidí entrarlo en mi boca. Cuarto mordisco.

Deje escapar todo el aire que tenía retenido y sentía que todo mi cuerpo se inflaba.

Miré mi teléfono y fruncí el ceño cuando vi que la pantalla prendió. _ ¿Pero ¿quién será que me llama con tanta insistencia?

Descolgué la llamada y un silencio se apodero del ambiente. _ Hola. Hola. ¿Quién habla?

Nadie respondía, nadie decía nada, pero sabía que había alguien detrás de la pantalla, porque podía escuchar su respiración, una respiración que me estaba diciendo muchas cosas, pero que en ese momento no supe descifrar.

Mi estrella favorita.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin