Parte 8

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Will llegó para la segunda hora de Análisis del Comportamiento, era la primera vez que llegaba tarde a esa clase.

Cuando a quien todos los estudiantes llamaban por sobrenombre "el gurú" fijó sus ojos en un gran y denso libro, Will intentó inmiscuirse en la clase sin que nadie se diera cuenta.

—¿A dónde crees que vas? —reprendió el profesor Crawford sin alzar la mirada.

—Profesor... Por favor permítame ingresar a la clase, ¿si?

Nada perdía con intentar. Aunque bien sabía que su petición, al menos con el PhD Jack Crawford, era en vano.

—Sabes mis reglas, yo no soy Lounds ni Bloom. Si llegas tarde no entras.

—Pero...

—No me hagas perder la paciencia Will. Largo de aquí.

Will hizo una mueca, se giró y caminó hasta el bar de la universidad.

***

—Creo que eso es mío —dijo Matt arrebatándole la chaqueta a Will del respaldar de la silla en la que se encontraba sentado.

—¡Matt! Matt por lo que más quieras siéntate y hazme un resumen de la clase del profesor Crawford. Por favor, por favor, por favor.

—¿Por qué debería de hacerlo?

—Porque te compraré todo lo que quieras del bar si lo haces. Anda.

—¿Con el dinero que te da ese viejo rabo verde por chuparle la pi-ja? No gracias.

—¿Qué? ¡¿De dónde sacas esas tonterías imbécil?!

—Llega a tu departamento, que no es tuyo sino de él a las 2AM un Viernes por la noche y no sale más. ¿Qué más puede ser sino eso?

Will corrió la silla hacia atrás, se levantó y dió dos pasos hasta Matt sin dejar de mirarlo a los ojos.

—¿Cómo sabes que Duncan no salió más del departamento?

Matt haló los laterales de la chaqueta, terminando de colocársela.

—Me quedé a esperar que ese viejo salga para decirle cuál era su obsesión contigo, que por qué no te dejaba en paz y por qué no dejaba de meterse en tu vida.

Matt recorrió el cuerpo de Will hasta llegar a su entrepierna.

—Pero jamás salió.

Will tragó grueso su saliva.

—Y ahí lo entendí todo.

—¿Qué entendiste Matt? Duncan sólo se quedó porque su cabaña...

—Por Dios ya cállate Will. Eres un degenerado. No sé quien de los dos me da más asco de veras, si tú por revolcarte con ese anciano o él por compartir cama con un mocoso que babea y no supera Dragon Ball.

—¡Cierra la boca idiota! Estás totalmente confundido. Duncan es mi amigo y el Viernes se quedó a dormir en el departamento porque su cabaña estaba infestada de ratas.

—La única rata aquí eres tú Will, que levantas el cu-lo por un par de dólares.

Will tomó el batido de fresa que estaba bebiendo y se lo arrojó en la cara a Matt.

Todos los estudiantes se encontraban observando. Atónitos por la discusión entre los mejores amigos.

—No me faltes el respeto cretino.

Matt se limpió el batido sonriendo.

—Qué divertido Will. Me pregunto si el señor Graham también se divertirá junto conmigo cuando le comparta la buena nueva esta noche. Hasta mañana.

Will sujetó a Matt intentando detenerlo para conversar, pero Matt empujó más fuerte de su chaqueta.

—No me toques. Me das náuseas.

Will se quedó sin palabras. No podía creer el repentino desprecio por parte de Matt.

¿En dónde estaba su encantador y carismático amigo con el cual compartían cuchara, ropa y apuntes?

El Matt que conocía se hubiera sentado a escucharlo e intentar comprenderlo. No apoyarlo definitivamente... pero al menos aconsejarlo.

¿Tanto así le había afectado? ¿Tan difícil era de digerir que Duncan y él se acostaban?

Celoso no podría estar, mantenían una relación abierta que ni siquiera consideraban relación para empezar. Eran más amigos que amantes así que... Eso quedaba totalmente descartado.

Necesitaba arreglar las cosas con Matt lo más pronto posible. Si su padre se enteraba de lo suyo con Duncan, lo mataría. Lo serrucharía y lo haría un armario. Luego agarraría ese armario y lo quebraría en la cabeza de Duncan. Conocía muy bien el temperamento de su padre, y más cuando le había advertido sobre algo con anticipación.

Will tomó sus cosas y salió detrás de Matt, dispuesto a todo con tal de que no le contara nada a su padre.

Si querría dinero se lo daría. Duncan lo ayudaría con ello.

Lo que Will no sabía, era que Matt no quería dinero... Matt lo quería a él. Su cabeza no consentía ser cambiado por un viejo guango que había aparecido de la nada.

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