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—Maldita sea

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—Maldita sea... —susurra adolorido mientras trata de vendar su herida.

Apreta una vez más soltando un quejido bajo.

Sus ojos eran ardonados por grandes orejeras y sus labios eran mordidos tratando de no hacer ruido para no llamar la atención de las personas que se encontraban en la cocina.

Terminó de vendarse bien y procedió a buscar una crema o algo para quitar la marca de golpiza en su rostro.

Entró en el baño y se paro delante del espejo buscando un kid de emergencia en el gabinete que se encontraba arriba del espejo de baño.

Tomó una crema y procedió a destaparla.

Levantó su vista al espejo para poder observar donde estaba la golpiza y curarse.
Se quedó plasmado observando su reflejo.

Unas inmensas ganas de llorar fue lo único que sintió al ver el aspecto tan demacrado que tenía.

Las notables orejeras, sus labios rotos y secos, su cabello hecho un desastre y una marca roja y algo de morado en una de sus mejillas.

—¿Porqué soy tan horrible?, ¿Porqué no puedo ser igual de bonito que ellos?... —murmuró en un hilo de voz mientras la imagen de su mejor amigo roier se aparecía en su mente.

—Roier es tan lindo, tiene los labios lindos, un cabello castaño saludable y una sonrisa enorme. Sus padres son los mejores, tiene personas que lo aman, un novio, tiene quién lo apoyé cuando lo necesite...y yo...soy tan horripilante, mis padres son unos malditos alcohólicos, mi familia...no sé absolutamente nada de ellos desde que nací, no le importo a nadie, de seguro...roier solo es mi amigo por lastima.

Tengo celos, tengo envidia de que el pueda tener una familia bonita, un novio que lo adora, amigos, muchos amigos, y probablemente un futuro mejor, más brillante que el mio...

Apretó sus puños con recelo al imaginarse a roier almorzando feliz con su familia.

Dejó escapar unas cuantas lagrimas, y su pecho se removia dolorosamente dentro de el. Su respiración empezó a ser más forzosa, y sus lágrimas casi nublan su vista.

Tambaleante, con la vista nublada y su pecho doliendole. Buscó algo más dentro de un cajón.

Al abrir el cajón encontró una navaja ensangrentada...con el filo brillando, tentandolo...

Sus ojos brillaron, y tomó el objeto, adorandolo como si fuera la cosa más costosa y preciosa del mundo.

Sonrió dolido y levantó la manga de su sudadera, observando su piel...

Llevaba muchas semanas limpió...

Pero no aguantaba el dolor, era mucho mejor sentir ese tipo de dolor que el que sentía en su corazón, sin pensarlo dos veces clavó la navaja en su brazo izquierdo, soltando un quejido de dolor.

Pero sintiéndose...aliviado.

Volvió a ser otro corte, tratando de que no sean tan profundos para que no tarden en sanar.

Luego de un buen tiempo decidió de que era bastante. Vendo su brazo y limpió las heridas.

Caminó hasta su cama tirándose en ésta sin importarle absolutamente nada. Cerró sus ojos cansado de todo.

Ya no tenía muchas ganas de seguir respirando.

Ya no tenía muchas ganas de seguir respirando

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AT: ay

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YOU'RE STILL YOUNG | spreenckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora