Capítulo 5: Reflexiones de la Reina

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Percy Jackson y los dioses del Olimpo pertenece a Rick Riordan.

Una extraña Mestiza amnésica.

(Hera)

La última vez, que yo había estado así de preocupada, fue cuando me percaté de que mi padre Cronos (en el cuerpo del hijo de Hermes: Luke Castellan) había estado EN LA MISMISIMA SALA DEL TRONO.

Él podría haber destruido la Sala del Trono, podríamos haber sido asesinados y una nueva Era de Oro se hubiera alzado, mientras que nosotros estuviéramos luchando contra Tifón, que obviamente solo era una distracción y Poseidón contra Océano, logrando derrotarlo.

He estado atenta a las señales y estaba preparando un plan desesperado, para juntar a los Campamentos Mestizo y Júpiter, pero debido a la desaparición del hijo de Poseidón, quien fue visto por última vez, en las aguas del Ponto (según Poseidón), entonces mi plan podría haber sufrido un revés.

Esto, junto al hecho de que el hijo de Poseidón, confiaba ciegamente en la hija de Atenea y planeaba casarse con ella. Eso podría haber sido muy bello, producto del Defecto Fatídico de Jackson: La fidelidad; pero Annabeth Chase le fue infiel al hijo de Poseidón, quien se marchó del Campamento Mestizo y se desvaneció en el aire, pues no volvimos a saber nada más sobre él, desde su desaparición, solo quedaron los restos de su embarcación.

Lo extraño, era que Poseidón juró desconocer en donde estaba su hijo, dijo que no estaba en la Atlántida con él y su familia. Pero no tenía ninguna señal de que estuviera realmente vivo, pues según él: Su hijo bien podría estar evitando los mares o directamente muerto y en las Islas de los Bienaventurados. Entonces fácilmente, el chico podría estar en tierra firme, disfrutando de su día, sin ninguna preocupación, mientras que yo estoy aquí, intentando localizarlo, para enviarlo al Campamento Júpiter, sin sus recuerdos y que así, pueda ganarse la confianza de los romanos y planeaba hacerle lo mismo a Jason Grace, hijo de Júpiter, pero sin un enviado griego, entonces es imposible que ellos confíen en ellos, para realizar la alianza y enfrentarse a la abuela (pues yo sé, que ella está intentando retornar, tras la derrota de su amado hijo).

Yo misma ordené a algunos griegos y a algunos Romanos, mediante sus sueños, salir en búsqueda de Percy Jackson y tras un juramento del Estigio de Poseidón de que él no sabía en donde estaba su hijo, yo palidecí, mientras que mis exploradores, no parecían encontrar ni rastro de él.

La hija de Atenea, quien le había puesto los cuernos al chico y autentica culpable de toda esta situación de desaparición, lo buscaba sin descanso, sin fatiga y con una mirada enloquecida. Ella solo lo busca por algo tan insulso como el amor, cuando lo más probable, es que el chico ya se esté acostando con cuanta chica él pueda encontrarse en donde quiera que él esté. Pobre tonta. Creyendo que un chico a quien ya le han puesto los cuernos, no va a vengarse de ella.

Entonces, sintiendo una posible corazonada, decidí dar un vistazo al Campamento Júpiter, pues no sé por qué, me figuraba que él podría estar quizás, allí. Revisé entonces San Francisco. Revisé una Cohorte a la vez, desde la primera, hasta la quinta.

Pero Perseo Jackson, tampoco estaba entre ellos. Ninguno de los Campistas, tenía aquel cabello negro, ni los ojos verdemar de mi hermano Poseidón.

El otro heredero del mar, no portaba una camiseta violeta. Tampoco estaba aquí y fui con Poseidón, quien me juró por el Estigio, que él no estaba ocultando a su hijo y que simplemente, el chico se negaba a ser encontrado, oculto en quien sabe en qué rincón del planeta.

Suspirando, llamé a la estúpida Cazadora, para encargarle que comenzara a buscar al hijo de Poseidón, dándole carta blanca de buscarlo en todos los continentes; llamé a la geniecilla (Atenea), para que comenzara a formular teorías sobre en donde, podría estarse ocultando el hijo de Poseidón, pues no estaba con su padre, ni en el Campamento Júpiter.

Tuve la fortuna de que Tritón, Anteo, Pegaso, Crisaor, Escirón, Fineo, Rodo, Despena y Cimopolia, comenzaron a buscar a su hermano, por lo tanto, yo podría relajarme actualmente y esperar a que lo encontraran.

Mientras tanto, yo debía de prepararme, en caso de que Perseo Jackson, fuera mejor ocultándose de lo que yo pudiera planificar.

¿Quizás el hijo de Hades y su hermana, aquella chica Hazel, hija de Plutón?


(Artemisa)

Conté a mis Cazadoras (y a Penélope), sobre nuestra misión de dirigirnos hacía el norte del País, hacía Connecticut, íbamos tras la pista de dos monstruos muy poderosos, podía sentirlo.

Cuando llegamos allí eran Quimera y su madre: Equidna.

— ¡¿DÓNDE ESTÁ?! —Rugió Quimera — ¡PUEDO OLERLO! ¡¿EN DÓNDE ESTÁ PERSEO JACKSON?! ¡MI HIJO ESTA ANSIOSO POR VOLVER A MODERDERLO! —Y fue lo último que le permitimos decir, mientras que Penny generaba unchorro de agua a presión, el cual viajaba de manera horizontal, directo hacialos dos monstruos, gracias al aire húmedo que nos rodeaba. Quimera abrió laboca, solo para que mi novia causará que el suelo temblará, impidiéndolemantenerse en pie y un árbol incluso le cayó encima.

El árbol fue destruido por Equidna, quien miraba furiosa a mi novia, mientras apretaba los afilados ypuntiagudos dientes y nos daba la impresión de que estaba por lanzarse contra Penny,pero antes de alcanzarla, tenía otro desafío...

Las flechas volaron hacia Quimera y su madre, mi novia saltó hacia el círculo de fuego, rodeando su cuerpo con una gruesa capa de agua, empuñando su espada y lanzando un corte seguro a la cabeza de Cabra, esquivando la cola de serpiente, agarrándola con mi mano izquierda y decapitándola.

Cuando Equidna intentó avanzar hacia Penélope, las flechas le llegaron, habiendo pasado por encima de la cabeza de novia, permitiéndole atravesar la cabeza del león y causando que Quimera se volviera polvo.

Y ella se lanzó contra Penelope, ella lanzó un corte de mi espada y el sonido del Bronce Celestial con las garras de la Madre de los Monstruos, nos destempló los dientes a todas. Era un sonido asqueroso, que nunca más, yo quería volver a escuchar.

Equidna lanzó varios ataques con sus garras, que Penelope bloqueó con su escudo o desvió la espada con sus garras. Por el costado de Penelope, hicimos pasar una altísima cantidad de flechas, junto a las de Zoë y Thalía, siendo las de mejor puntería, que hicieron gritar de dolor a Equidna, al clavarse profundamente en el lado derecho del cuerpo, permitiéndole a Penélope atravesarle el corazón con su espada y volverla polvo.

Combatirla, no fue fácil, me cansó bastante y yo caí al suelo, exhausta por aquel combate, sorprendiéndome que estuviera sudando tanto, por lo que se vio, desde dentro y desde fuera, como un combate muy corto.

Una extraña mestiza amnésicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora