Capítulo 9

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O. B



Observo la hermosa pieza de oro blanco y diamantes que yace en mi dedo anular, el cuarto dedo desde el pulgar o el segundo si lo contemplo desde el meñique. Es una obra de arte, sin duda alguna un ejemplar perfecto que representa a la Joyería familiar; pues la argolla está incrustada de diamantes rojos y blancos  que marcan una fina línea rojiza por mí dedo, la cual termina y comienza en el centro donde se encuentra el protagonista del anillo: un zafiro rojo en forma de gota, y si eso no fuese tan magnífico, por dentro de dicha piedra nuestras iniciales están grabadas de mismo modo que la fecha en la que nos conocimos.        

Siento la mano de Nick deslizarse por mi muslo así que mi cuerpo se sobresalta ligeramente antes de acostumbrase a su calidez. Vamos en la parte trasera del auto en camino a recoger a Kylliam, por lo que nuestra privacidad es nata, puesto a que la parte delantera lleva la ventanilla de seguridad.

—¿Te gustaría casarte por la iglesia? — Su comentario me toma desprevenida, ni si quiera había pensando en ello. No soy de fiesta excéntricas, mucho menos ahora que Rainer ha vuelto a mí vida y yo me he vuelto una persona más pública... — Mi padre es amigo de un sacerdote en Italia, podríamos contemplar la posibilidad...

—Creo que primero tendríamos que definir la fecha... — Recargo mi cabeza en su regazo, inmediatamente su fragancia inunda mi sistema del olfato.

—Estoy a tú disposición, por mí podríamos casarnos mañana mismo en uno de esos Recintos de mala muerte en las vegas. — Espeta a modo de burla. Yo no lo tomo de esa forma, pues no creo que tenga algo de malo casarse en una noche de locura. Es algo que en mi pasado habría intentado. — ¿Te parecen suficientes cinco meses?

Cinco meses.

Mi boda anterior se llevó a cabo de un día para otro...

¿En serio es necesario tanto tiempo?

—Define la fecha, en septiembre estoy libre.

—Revisaré mi agenda y dependiendo de ello Elegiré la fecha. — Con su mano Acaricia mi cabello y deja un eso en mi coronilla.

—No puedo esperar para que seas mi esposa, Liv. — Suspiro y asiento como convenciéndome a mí misma que esto va a pasar. Voy a casarme, mas bien, vamos a casarnos.

Tendría que ser uno de los días más felices de mí vida, estoy comprometida con el hombre que más me ha amado y quien me demuestra todos los días que hay personas diferentes, no todos los hombres causan dolor, hay otros que fueron criados por una gran mujer y dan aquello que recibieron; sin embargo, no siento esa emoción, atribuyo mis extraños sentimientos a los cambios que ha tenido mi vida, y me autoconvenzo que una vez que comience a ver vestidos, la emoción irá escalando.

—Hoy no podré quedarme en tu casa. — Observo como bloquea su teléfono, frunzo el ceño, se suponía que se quedaría durante la noche conmigo. — Mi padre acaba de enviarme mensaje indicando que quiere verme, y como no estoy seguro de la hora que termine la reunión, considero que es mejor que me quede ahí.

Asiento.

—Será otro día. —Lo aliento.

La camioneta estaciona en el aparcamiento del Penthouse de Rainer. No hay necesidad de salir en búsqueda de Kylliam, él ya está esperando por mí en los brazos de mi ex pareja.

—Espera... — Nick luce consternado. — ¿Rainer Greenwood es el padre de Kylliam?

Había olvidado el detalle de que ellos dos se conocen.

—Es una larga historia. —resumo un tanto nerviosa.

—-Nos conocemos, fuimos grandes amigos en el pasado. — ríe. — No creí que saliera con personas normales, digo, después de andar con media industria del modelaje y cientos de princesas, una mujer normal es algo que no pega para él.

sin restricciones (#2 bilogia Greenwood) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora