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♫Tengo a esa angelita contra mi cama♫

♫Tengo a esa angelita contra mi cama♫

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Narra Lucía:

No podía creer lo que estaba haciendo. Jamás me había visto capaz de algo así, pero es que Danilo me enloquecía de una manera que no podía explicar.

Mis piernas rodearon su cintura instintivamente, aferrándome más a él. El calor que irradiábamos los dos hacía que el frío del agua pasara desapercibido.

Por la falta de aire, nos separamos del chape.

Lucía: —Si el Jorge se entera nos mata ... —murmuré entre besos,

Danilo: —Con vos, no le tengo miedo a nada, pero... ¿vos querés hacerlo? —me preguntó, deteniendo por un instante el beso para mirarme fijamente.

Lucía: —Quiero ser tuya... —respondí con sinceridad, dejando mis inhibiciones de lado y dejándome llevar por lo que sentía en ese momento.

Y al parecer, había dicho las palabras clave, porque parecía que había activado algo en él. En ese momento, comenzó a darme chupones, besos, y mordidas en todo mi cuello, dejándome más de una marca.

Narra Danilo:

No podía creer que esa mina quisiera ser mía, loco. Quería que la rompiera, parecía todo un sueño literal.

Había dejado más de una marca en su cuello, todo con la intención de marcar territorio, de dejar en claro que ella era mía.

La agarré en brazos y la saqué de la pileta, porque obvio que sería más cómodo hacerlo en una cama. Mientras la llevaba al cuarto, no podía dejar de darle besos. Parecía que tenía una adicción a ella, como si necesitara probar su sabor una y otra vez. Cada beso era una promesa de lo que estaba por venir, un adelanto del placer que nos esperaba en la intimidad de ese cuarto.

Al llegar al cuarto, con cuidado la tiré en la cama y me subí encima de ella, continuando con los besos, caricias y mordiscos.

Me saqué la remera empapada y la tiré al suelo, haciendo lo mismo con su blusa. Luego, tracé un camino de besos por todo su pecho, mientras con una de mis manos manoseaba sus te1as. Esta mina se caía de buena, boludo.

Me deshice del pantalón y el bóxer, mientras observaba cómo ella hacía lo mismo con su ropa.

Lucía: —En mi mochila hay forros —dijo, interrumpiendo el momento con ese tono de voz que me volvía loco

Fui a donde me indicó y saqué un forro. Por suerte, no era la primera vez que hacía esto, así que ponerlo fue fácil y rápido.

Una vez que estaba protegido, regresé con ella, me subí a donde estaba y obviamente no iba a ser tan fácil, así que comencé a hacer círculos en su entrada, provocándola de esa forma.

Danilo: —¿Qué quere'? —pregunté, con una sonrisa traviesa en los labios.

Lucía: —Dale, Danilo, quiero ser tuya... —respondió, con voz entrecortada por la excitación.

Danilo: —Dale rogame—

Lucía:—Porfavor Danilo.. C0geme te lo ruego—

Yo tampoco podía aguntar más y sin dar más vueltas en el asunto entre en ella.

Narra Lucía:

Era imposible de explicar lo bien que me sentía en ese momento. Aferré mis manos a la espalda de Danilo, sintiendo cada penetración más intensa que la anterior, y eso me gustaba. Nunca Jorge me había hecho sentir así.

En medio del ardor del momento, Danilo metió dos de sus dedos en mi boca y con una mirada desafiante, habló.

Danilo: —Yo te lo hago mejor que Jorge, ¿no? —

Asentí con la cabeza, incapaz de articular palabra entre sus dedos y los gemidos que no podía contener. Danilo siguió con sus movimientos, mientras esperaba mi respuesta.

Lucía: —S... Sí —logré decir apenas, entre sus dedos y los gemidos que escapaban de mi boca sin control.

Veía en que cara como disfrutaba todo ese momento.

Danilo continuó con sus movimientos, aumentando el ritmo y la intensidad mientras mis gemidos se volvían más fuertes y descontrolados. Cada embestida era como una ola de placer que me envolvía por completo, haciéndome perderme en el éxtasis del momento.

Sentía cada parte de mi cuerpo arder de deseo mientras Danilo me llevaba al borde del abismo una y otra vez. Sus manos recorrían cada centímetro de mi piel, provocando sensaciones que nunca antes había experimentado.

En medio del frenesí de la pasión, nuestras miradas se encontraron, y en esos ojos llenos de deseo y complicidd, supe que estaba en el lugar correcto, con la persona correcta, en el momento perfecto.

Seguía aferrada a el y cada vez estaba más cerca del climax hasta me llegaba dar vergüenza llegar a ese estado tan rápido pero tenía una magia ese pibe

Narra Danilo:

Literalmente, de un momento a otro, cambiamos las posiciones y Lucía quedó arriba. Empezó a moverse en círculos y a dar algunos saltos, y no podía dejar de admirarla.

Verla encima mío, moviéndose con tanta garra y habilidad, era como ver a una artista en pleno espectáculo. Cada movimiento de su cuerpo era como una coreografía perfectamente ejecutada, y yo estaba re enganchado viéndola.

Sus gem1dos de placer retumbaban en la habitación, mezclándose con los míos mientras nos entregábamos por completo al momento. Era como si el tiempo se detuviera y solo existiéramos ella y yo, en un mundo de puro placer y deseo.

Narrador omnisciente :

Ambos chicos ya no podían aguantar más. Estaban sudados, llenos de placer, y Danilo finalmente alcanzó el clímax.

Cuando Danilo llegó al clímax, ambos sonrieron satisfechos por lo que habían logrado. El nivel de dopamina en sus cuerpos era altísimo, y se sentían completamente conectados el uno al otro.

Danilo: —Prepárate para todos los días que estemos acá, wacha —dijo, con una sonrisa pícara.

Lucía no pudo evitar reír al escuchar eso, emocionada por lo que el futuro les deparaba juntos.

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Espero que les haya gustado y perdón si es medio nefasto es la primera vez que hago esto

Mojaa || Danilo Sanchez Where stories live. Discover now