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♫Pero mentiste, no quedó nada de todo lo que prometiste♫

                          

                          

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Narra Lucía:

Pasó una semana desde nuestro viaje, y las cosas se pusieron turbias. Jorge,empezó a dudar por una marca en mi cuello, y yo tiré la excusa de una aguaviva, aunque sabía que no me creía ni en pedo. Pero lo que realmente me rompía la cabeza era Danilo. Después del viaje, apenas lo vi una vez más, y desde entonces, el flaco andaba esquivándome.

Lo peor de todo era que, cuando le preguntaba a Cochi por Danilo, la respuesta era siempre la misma: "Está bien, aparece cuando vos no estás y desaparece cuando estas". Cada vez que escuchaba eso, me latía el corazón con mil dudas. ¿Había hecho algo para que se alejara? ¿O todo lo que vivimos juntos fue solo un juego para él?

Decidí dejar de darle vueltas a mi cabeza y me cambié para ir a lo de Cochi. No tenía ganas de arreglarme demasiado, así que me puse unos pantalones deportivos negros de Adidas y una baby tee de River. Me hice una c0lita alta en mi pelo y me calcé con mis zapatillas blancas.

Ni me maquillé, dejando que se vean todos mis defectos y ojeras, salí hacia lo de Cochi, tratando de no pensar demasiado en lo que me iba a encontrar. Las dudas y los miedos se me amntonaban en la cabeza.

caminaba por las calles, intentando distraerme del torbellino de pensamientos que me atormentaban por la situación con Danilo. Observaba la belleza cotidiana del barrio, tratando de evadir la imagen del flaco.

En cuestión de segundos, estaba frente a la casa de Cochi. Al abrir el portón, se encontró con la escena de siempre: todos reunidos sin decir nada en particular. Me senté al lado de Jorge, pero ni bien lo hice, él pasó su brazo por mi cintura, pegándome a él.

Jorge: —¿Qué te pasó, no dormiste bien? —dijo con un tono de burla evidente en su voz.

Lucía: —Ta, c0rtala, no estoy de humor para tus chistes —respondí de mala gana.

Un incómodo silencio se apoderó de nosotros, y en unos minutos, Jorge se levantó y entró a la casa, dejándome sola con Cochi y Anabella. Pero justo en ese momento, se escuchó el portón abrirse nuevamente. No quería mirar hacia atrás, estaba temerosa de lo que podría ver.

Cochi: —Mirá quién viene, el rompecorazones del barrio —comentó con un tono irónico y un dejo de incredulidad.

Ni Anabella ni yo entendíamos a qué se refería Cochi con eso.

Anabella: —¿Qué decís? —

Cochi: —¿No sabés? Está con la mina más cheta del barrio, la Avril —explicó Cochi.

El impacto fue como una patada en el estómago  al darme cuenta de quién era la persona de la que hablaban, confirmando mis temores sobre Danilo. En ese momento, todo se detuvo; era como si alguien me hubiera sacado el corazón con las manos. Sentí una mezcla de dolor y desesperación que me hizo tambalear física y emocionalmente. Mis piernas temblaban mientras luchaba por no soltar las lágrimas que querían escapar. Sin poder decir una palabra, me levanté de un salto y corrí hacia el baño, donde finalmente dejé salir toda la angustia y la tristeza que había estado acumulando. Fue un momento de completa desolación y confusión, incapaz de entender por qué me sentía así, traicionada y dolida por alguien en quien había confiado y apreciado.

Empeze a vomitar y vomitar parecía no tener ningún fin el vomito, sentía como alguien se ponía atrás mío agarrándome los pelos que se me escapaban de la c0lita

Jorge:—¿Necistas algo?—

Negué con la cabeza como pude.

Narra Danilo:

Entendía la situación de Lucía, y aunque sentía un toque de culpa, no lo suficiente como para ir a pedir disculpas. Ni en pedo me arriesgaba a actuar sospechoso o a mostrarme débil, no era mi estilo. La mala leche me seguía, no solo por cruzarme con Lucía justo en ese momento, sino también por el bocón de Cochi. Me quedé ahí, con la mente quemada, tratando de no mostrar nada de lo que pasaba por adentro mientras intentaba mantenerme a la mala.
Pero cuando la viera salir le iba a mentir o algo al menos así no se sentía peor de lo que ya estaba.


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Narra Lucía:

La noche se hacía eterna y agobiante, y yo solo quería encontrar una salida a este laberinto de sentimientos que me ahogaba. Jorge mostraba su preocupación, pero le lancé una mentira sin pensar dos veces, fingiendo una pelea con mi vieja para justificar mi malestar.

Con el tiempo avanzando implacablemente, deseaba volver a mi casa, aunque temía enfrentar la realidad que se dibujaba cada vez más clara en mi mente. Me levanté del sillón con la pesadez de un mundo sobre mis hombros y salí al patio, buscando un respiro que aliviara el peso en mi pecho. Pero allí estaba él, Danilo, con esa mina...

Cochi notó mi ánimo y me preguntó si estaba mejor, a lo que respondí con una falsa calma mientras me acercaba para despedirlo. Pero ver a Avril encima de Danilo fue como recibir un puñetazo en el corazón una y otra vez.

Saludé a Cochi y me dirigí hacia la salida, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con brotar en cualquier momento. De repente, escuché mi nombre detrás de mí.

Danilo:—Eu, Lucy—

Lucía:—¿Qué querés? —dije, intentando mantener la compostura y evitar que las lágrimas me traicionaran.

Pasaron unos momentos de silencio tenso antes de que decidiera irme, pero apenas caminé una cuadra, sentí cómo alguien me agarraba del brazo. Mis primeros instintos fueron de alarma, pero al ver que era él, mi confusión y dolor se mezclaron.

Lucía:—Soltame, anda con ella y dejáme en paz—, dije entre sollozos, intentando contener el dolor que sentía.

Danilo:—Perdón, Lola...—, murmuró con pesar en la voz.

Lucía:—¿Por qué hiciste esto? —pregunté con voz temblorosa, esperando desesperadamente una respuesta que explicara todo lo sucedido.

Danilo guardó silencio por un momento, su expresión reflejaba arrepentimiento y confusión.

Danilo:—Salí de joda, estaba re loco, te extrañaba y... Bueno, perdón...—, sus palabras se perdieron entre la marea de emociones que inundaban el momento.

Insepradamente el pibe me empezó a chapar.

Lamentablemente, la debilidad de mi corazón me llevó a quedarme, a corresponder esos besos que extrañaba con desesperación.

Danilo:—Aunque seas de River, sos re linda...— dijo, buscando un alivio en sus palabras.

Aunque mis emociones estaban hechas un lío y me sentía como una boluda, no podía evitar amarlo.

Lucía:—Estoy cansada de ser tu "casi" novia, somos casi perfectos pero quiero ser tu novia y ser perfectos por completo—confesé, dejando salir la frustración acumulada.

Danilo:—Lo vamos a ser, wacha, pero tené paciencia...— respondió con esa promesa que aunque sonaba a consuelo, tenía un dejo de esperanza que se aferraba a nuestras ilusiones rotas.

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Voy a hacer una aclaración

1 Dudo que esta historia tenga final feliz

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Mojaa || Danilo Sanchez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora