quince

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Se acercó a pasos lentos. Sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al ver la naturalidad de Gojo con la orden que le había dado. El mayor permanecía imperturbable, esperando por él paciente. Cuando se animó a sí mismo, el sentimiento de incredulidad y excitación lo embargó al sentarse entre la piernas del albino.

Era capaz de aspirar su colonia, el olor masculino y la dureza de sus músculos en su espalda. Satoru lo elogió con un "buen chico", luego de aferrar una mano en su cintura para atraerlo más hasta su pecho. Itadori procuró no hacer tantos movimientos con su cadera y agradeció no tener vista del rostro de su profesor.

—Estarás aquí en lo que reviso todos los trabajos, ¿te quedó claro? —habló Gojo detrás de su cuello, utilizando la mano restante para acercar las hojas del escritorio. Itadori respiró hondo mientras asentía. —Los exámenes serán la próxima semana, si te portas bien y obedeces en cada una de mis palabras, tu nota no será tan mala.

Itadori mentiría si dijera que no estaba sorprendido por la actitud tan opuesta a la usual despreocupada y sonriente. Satoru estaba siendo tan dominante y cortante que no pudo evitar el estremecimiento de regocijo al conocer este lado tan... oscuro de él, si podía llamarlo de una forma.

Cuando estaba a punto de responder un "sí", la afirmación quedó atorada en su garganta al percibir la mano de Gojo deslizarse hasta su muslo, apretándolo con una posesividad que le arrancó un jadeo.

Sus piernas temblaron al sentirlo subir hasta la cremallera de su pantalón, mordiendo los labios entre sus dientes para evitar gemir. No necesitaba ver para saber que estaba muy duro y con vergüenza, tenía que admitir que ya estaba humedecido su bóxer. Su profesor se burló ante ello y con una sola mano sacó su erección, rodeando con sus largos dedos toda la extensión. Itadori no pudo evitar arquear la espalda contra el mayor, jadeante y con pequeñas lágrimas adornando sus mejillas.

El contacto era demasiado fuerte y la calidez del toque era más de lo que podía soportar. Gojo lo masturbaba con una fuerza y ritmo que ni siquiera en sus mejores pajas había logrado mantener. Mordió su lengua cuando el hombre peliblanco presionó su punta con un dedo, obligándolo a dejar de gotear. El pelirrosa lo detestó cuando —en medio de gemidos— se giró para ver lo que Satoru hacía con su brazo restante: tenía sujeto varios archivos, leyendo el contenido de cada uno.

Y él estaba tan cerca, le era imposible acallar por más tiempo sus gimoteos y sabía que no tardaría mucho más. Se sentía demasiado bien que enojaba.

Gojo apretó, acarició y cubrió casi por completo su pene con solo el tamaño de su mano, lo que le hacía sentir más avergonzado. Cuando ya no pudo contenerse más, sus piernas temblaron en medio de las del mayor, teniendo espasmos por todo su cuerpo y liberando semen en chorros que terminaron por manchar la mano de su profesor.

—Vaya, así que tenemos a alguien precoz por aquí, ¿eh? —se mofó sensei, soltando su falo para limpiar su mano con unas toallitas que estaban en la esquina del escritorio.

Yuuji no tuvo fuerzas para responder, jadeante. No podía creer lo que acababa de pasar y sintió que era incapaz de observar el rostro del mayor. Pero no podía ser un mentiroso: se había sentido como el cielo.

Gojo no se molestó en vestirlo de nuevo, más ocupado en regresar su atención a las hojas de trabajo, pero conservando su agarre en su cintura. Parecía solo querer tenerlo junto a él.

El menor permaneció unos segundos confundido. ¿Satoru lo dejaría solo así? Frunció el ceño, devolviendo la mirada al peliblanco, quien lo ignoró y mantuvo su atención en los archivos. Se abstuvo de comentar algo pero pensó que era un hijo de... Subió el bóxer hasta su lugar, pero se decidió por no dejarlo pasar. Teniendo en mente la venganza (y conteniendo la pena de lo que estaba a punto de realizar), empezó con movimientos circulares y lentos de su cadera justo arriba de la ingle de Gojo. Pretendió tener que acomodarse y con pequeños saltitos, rebotó en el mayor.

Midnight Mess  ☇ GoyuuWhere stories live. Discover now