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La "charla" amistosa con el viejo Sebastián era bastante curioso.
No podías negar que algunos chismes y rumores que él te contaba eran bastante bien recibidos por tú parte, no podías negar que escuchar rumores de señoras que hacen brujería para que sus maridos las amén solo a ellas, que un viejito casi ciego peleará con un demonio afuera de su casa y, que una señora se la pasará de pareja en pareja y su marido le haya pagado con la misma moneda acostándose con su hermana, realmente pasará mientras no estabas.
Realmente te habías perdido de muchas cosas.
— Y tú madre no se quedó atrás— mencionó el señor de visibles canas blancas mientras te miraba desde el espejo retrovisor —Me enteré que estaba enferma.
— Mi hermano me comentó sobre eso, realmente nunca pensé que mi madre estuviera tan grave.
— Yo tampoco— Respondió Sebastián con una mirada llena de tristeza —Pero se puso bastante grave cuando decidiste irte de casa—.
"¿Realmente eso había pasado?" Fue algo que tú mente cuestionó mientras mirabas hacia la ventana del auto observando las calles y la gente. Nada en especial, sólo querias evitar sentirte mal por haberle hecho daño a tú mami.
Tenias una debilidad por esa señora, aún recordabas cuando te decía la típica frase de madre, "¿Qué harás cuando yo no este aquí?" y tú, en tú pequeña inocencia solo te ponías a llorar abrazandola como peluche todo el día sin soltarla. Realmente después de tú mudanza querías seguir teniendo contacto frecuente con ella, pero tú miedo al rechazo fue tan grande que te negaste.
Hasta hace poco que te enteraste de que tú progenitora estaba enferma.
—Muy bien chico, ya llegamos — ¿Realmente habían llegado tan rápido? — Te quedaste dormido un rato, enserio das miedo cuando duermes con los ojos abiertos — Él señor mencionaba en broma antes de apagar el motor y bajarse del automóvil yéndose a la parte trasera para abrir la cajuela.
Fuiste detrás de él, con algo de cansancio.
—ESPERA.... ¿¡DUERMO CON LOS OJOS ABIERTOS!?—
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