Capítulo IV: Omen

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Irene se encontraba inconsciente siendo cargada por un hombre que apenas podía seguir manteniéndola sobre sus brazos, ella iba junto a otros diez donde se incluían dos completamente ensangrentados quienes apenas podían mantenerse de pie con ayuda, ellos habían sido los únicos sobrevivientes de la masacre de Eva.

-Por qué demonios no acudieron al llamado cuando debían?, nada de esto hubiera pasado si estuvieran allí a tiempo -Reclamó uno de los heridos claramente molesto.

-Nos hubiese matado a nosotros también, decidimos esperar a que la zona estuviera fuera de peligro -Explicó -Pero ustedes decidieron dejar de lado la precaución.

-No teníamos los suficientes para hacerles frente, si hubiesen brindado apoyo pudiéramos haber tenido oportunidad -Siguió con los reclamos.

-Ni siquiera la señorita Irene fue rival para ella... acaso crees que nosotros aportaríamos algo -Dijo mirándolo sobre el hombro -Todo fue culpa del gobierno al confiar en que Irene estuviese al nivel, esos imbéciles se confiaron.

-Debería de matarte por eso... es más, cuando pueda moverme con normalidad lo hare, malditos cobarde -Dijo mirándolos de forma amenazante.

Su amenaza fue ignorada sin que siquiera expresarán algo de molestia, siguiendo su camino en silencio hasta que llegaron al lugar, este se encontraba en un conjunto edificios desolados como todos los otros de la ciudad, estos se agrupaban en una cuadra con un espacio entre todos donde se encontraban los supervivientes, un numeroso grupo formado por soldados, médicos y algunos ciudadanos.

Las paredes que daban al exterior se encontraban viajas y dañadas, los hombres que llevaban a Irene cruzaron un par agujeros en estas como si fuesen un pequeño laberinto, llegando al centro reuniéndose con los demás.

Era un pequeño campo abierto con un par de lonas para hacer sombra, había un área con varios pares de camillas y mesas con utensilios médicos, otra con varias cajas de municiones y armamentos y por último una con un par de aparatos de comunicación sobre unas mesas.

Dejaron a Irene en una de las camillas en la zona donde se atendían a los heridos esperando que alguien la atendiera -¡Alice! -Grito alguien llamando a una de las enfermeras.

-Ya voy -Respondió ella de inmediato y en cuanto se percató de a quién debía ayudar comenzó a correr para llegar lo más rápido posible -No puede ser... -Susurró sorprendida a la par que asustada -Como puede ser que la hayan derrotado? -Preguntó al aire mientras llegaba a inspeccionarla sacudiendo un poco su cuerpo buscando heridas -¿Qué fue lo que paso?, ¿cómo es que la dejo así? -Preguntó.

-Ella... la dejo caer desde un edificio, creo que era un cuarto piso -Contestó Henry, el segundo superviviente del grupo de Irene.

A la chica solo le tomo un par de minutos limpiar y curar sus heridas que solo consistían en un par de moretones y raspones, pero aún habiendo insistido varias veces que no era nada de lo cual preocuparse, todos siguieron observándola impacientes mientras ella hacia su trabajo.

-¿Ella ya está bien? -Preguntó Bruce, el otro herido, al ver que Alice se alejó ligeramente de Irene, levantándose para verla mas de cerca sin importarle que también se encontraba siendo asistido.

-Sí, no fue nada que necesitara demasiado cuidado, solo se encuentra inconsciente por la contusión al golpearse con él suelo -Respondió Alice.

Una hora más tarde Irene por fin empezó a despertar, en realidad el tiempo que llevaba inconsciente se debía en mayor medida al cansancio que acumulado que al daño que recibió durante el combate, por lo que su cuerpo necesitaba descansar.

-Grr... -Soltó un quejido tratando de levantarse para después empezar a frotar su brazo contra su rostro -Donde esta Eva? -Murmuró.

En cuanto la escucharon sus compañeros se levantaron de sus respectivas camillas y se dirigieron a donde ella quien solo estaba a unos pocos metros -Señorita, no se mueva, debe descansar -Dijo Bruce.

ÍDEM!: FALLENWhere stories live. Discover now