Capítulo 17

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El juego al que Horacio quería participar era una especie de yincana con diferentes acertijos que debíamos ir completando por toda la ciudad lo que nos mantuvo entretenidos toda la tarde, el premio era un año de pizzas gratis en una de las pizzerías de la ciudad y Horacio estaba dispuesto a ganarlo a toda costa.

Habían acertijos muy complicados pero no habían faltado las risas con Horacio, nos habíamos burlado de otros concursantes, habíamos reído y creo que incluso hicimos algunas cosas ilegales pero no estaba demasiado seguro ya que con Horacio todo era demasiado confuso a veces.

Al final por desgracia no ganamos el primer puesto pero si conseguimos una gran caja por ser el tercer lugar, era una caja llena de chocolatinas y demás artículos de chocolate que a Horacio le encantó por alguna razón, incluso aunque no parecía comerlo muy a menudo.

—¿Por qué estás tan contento con este premio? Pensé que querías las pizzas... —dije mientras metía la caja en el coche.

—Sí, era un buen premio pero me he burlado de todos los que no ganaron y encima sé a alguien que le encantará esta caja. —Se montó en el coche y cerró la puerta, yo miré hacía donde estaba sin entender nada y decidí montarme también.

—¿Quién? —pregunté mientras me ponía el cinturón.

—Es una sorpresa, pero sé que te encantará —dijo con un aire de misterio y suspiré, asintiendo.

Horacio condujo sin prisa hasta una zona concreta de la ciudad, salimos de ella y llegamos a un edificio enorme y blanco, con grandes vayas a su alrededor, yo miré a Horacio mientras hablaba con el guardia que le abría la puerta para que pasara.

—¿El hospital psiquiátrico? —pregunté mirándolo, no entendía absolutamente nada.

—Sí, tranquilo, tengo permiso para estar aquí incluso aunque no sea horario de visita. —Preferí no decir nada más y solo esperar a ver que ocurría.

Horacio condujo hasta el interior y aparcó en un sitio libre, entonces se quitó el cinturón y me hizo un gesto para que lo siguiera. Era un sitio espacioso, con un gran jardín e incluso podría haber una piscina, había varias personas que estaban disfrutando de los últimos rayos de sol de día junto con enfermeras o médicos que se aseguraban de que todo fuera bien. El edificio era grande y blanco pero las flores que había a su alrededor le daban un toque de color y hacían que se sintiera más hogareño.

—Buenas tardes, Horacio. —Saludó un doctor con una sonrisa.

—Buenas, ¿sabes dónde está Charlotte?

—Sí, debe estar donde siempre, dibujando... —comentó el doctor mirando hacía una zona alejada del resto de personas que pasaban la tarde allí.

—Gracias. —Sin decir nada más Horacio comenzó a andar, parecía que conocía a mucha gente de allí lo que significaba que venía a menudo, tal vez no todas las semanas pero venía cuando podía.

Caminamos hasta llegar a un sitio un poco más alejado, se escuchaba una suave música clásica, Horacio rápidamente sacó sus gafas de sol y se las puso, había una mesa que estaba repleta de pinturas y utensilios de pintura, a su lado una mujer de cabello rubio y cortó, llevaba una camiseta gris y unos pantalones blancos mientras pintaba distraídamente en la pared lo que parecía ser un mural.

—Hola, Charlotte. —Saludó Horacio y ella rápidamente se dio la vuelta, lo miró unos segundos y luego sonrió.

—¡Horacio, cuanto tiempo! —dijo ella, su sonrisa me recordaba a la de Horacio, era radiante, una de esas que no te dejan nunca indiferente.

—Me alegra que te acuerdes de mí. —El comentario de Horacio me dejó un poco descolocado pero no dije nada, a fin de cuentas si esta mujer estaba aquí algo debía pasar en su cabeza.

Back to wait... you? ~Volkacio~Where stories live. Discover now