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15 de agosto, 1953

El gélido viento azotaba con brusquedad la puerta de madera al igual que las ventanas de la casa que se encontraba en terribles condiciones. La economía de Corea del Sur bajó en picada en los últimos años, y es que después de la trágica Guerra de Corea, el conflicto bélico entre Corea del Sur y Corea del Norte entre 1950-1953 dejó una devastación económica terrible, dejando en pobreza total a la mayoría de los sobrevivientes.

Park Jimin un chico de 25 años había sufrido el peor acontecimiento en su corta vida, la Guerra de Corea había sido uno de los conflictos más violentos y sanguinarios de los tiempos. Muchas personas no sobrevivieron y entre la lista se encontraban sus padres. Al inicio de la guerra tuvieron que abandonar su hogar junto con Jimin y buscar un lugar seguro, un refugio. Sin embargo; en la búsqueda fueron detenidos por los norcoreanos y sin piedad alguna asesinados frente a Park Jimin, que para su buena suerte los norcoreanos lo dejaron vivo.

Park Jimin tuvo que ingeniárselas para sobrevivir en el combate de la Guerra, yendo a un lugar un tanto alejado del conflicto, claramente el camino y trayectoria no fue fácil pero logro huir. A cada lugar que recorría ya era normal encontrarse con los cuerpos inertes de soldados y gente inocente por las calles de la ciudad.

Daegu, en ese entonces una de las ciudades metropolitanas de Corea del sur que más habían sufrido las consecuencias de la baja economía y hambruna. Con suerte Jimin podía conseguir aunque sea un plato de comida en todo el día, puesto que, la mayoría de veces hasta pasaba casi cuatro días sin comer absolutamente nada. Ya no era el mismo chico que antes, verse al espejo le repugnaba por completo, ya no tenía el mismo color rosado intenso en sus mejillas, ahora demasiadas pálido, parecía un muerto viviente. Sus costillas se notaban cada vez más, estaba extremadamente delgado, sin fuerzas y débil. Muy débil.

Asco.

Pensó mientras veía por última vez su reflejo en el sucio y roto espejo frente a él. Se retiró de la habitación y se encaminó hasta la sala de estar, o lo que eso parecía ser. Había ropa sucia, comida putrefacta por el suelo y polvo. Se sentó en el sofá el cual era cubierto por una sábana grisasea con manchas inexplicables.

Cerró sus ojos con la esperanza de que el sueño le ganase y cayera en los brazos de Morfeo. Dormir se había hecho escencial para él, de esta manera podía olvidarse de la miserable vida que ahora estaba viviendo, de su soledad y melancolía. Frunció su ceño al escuchar una chillante bocina ser tocada cerca de su vivienda, parecía ser parte de un automóvil y entre más cerca y fuerte se escuchaba, podía notar que también una voz hablaba mediante un megáfono para ser escuchado.

La curiosidad le ganó, se levantó del sofá y corrió apurado a una de las ventanas de la casa, mirando cómo una camioneta pasaba lentamente por las calles y anunciaba algo que aún no entendía de que se trataba. Visualizo a varios de sus conocidos fuera de sus casas, quizás igual de curiosos que él. Se acercó a la puerta abriéndola y el rechinido de esta no tardó en escucharse. Salió de la casa y abruptamente el viento colasiono contra su rostro y suspiró del frío.

La camioneta se aproximaba y con ella un chico que a lo lejos se veía ¿Alegre? bastante alegre, dando aquel mensaje.

—¡Vengan todos y escapen de los horrores con el exclusivo show de Min YoonGi! ¡habrá dos funciones esta noche! ¡habrá comida, suficiente para todos!

¿Comida? ¿Había escuchado bien? Sus ojos se abrieron como platos al escuchar aquella palabra y sus tripas comenzaron a rugir implorando un poco de alimento. Jimin no lo pensó dos veces y se acercó a paso veloz hacía aquel sujeto.

—¿Cómo es que tienen comida? —Jimin se acercó sin respeto alguno y en cuanto se dió cuenta, hizo un pequeña reverencia ante el sujeto, que en realidad parecía más chico que él.

—Verá, Yoongi es un hombre generoso que desea ayudar a las personas, lamentablemente no tenemos suficiente para hacer más funciones ¡pero él lo intenta! deben darle una oportunidad, no se arrepentirán.

Dicho esto, Jimin se percato que sus vecinos se habían acercado para escuchar mejor al jóven de cabello castaño.

—Entonces, ¿quién desea venir?

El chico sonrió y la gente entre murmullos lo dudaba un poco al igual que Jimin. ¿Y si mentian y no tenían comida? Y es que en realidad le interesaba una mierda la obra, solo quería comida, suplicaba un plato.

—¿Qué cuestan las entradas? —Jimin preguntó a la misma vez que revisaba en sus bolsillos si tenía el dinero suficiente para pagar.

—Sería muy estúpido de mi parte darles una cifra en estás condiciones ¿No? —Jimin por inercia asintió. Sólo deme lo que tenga. —y el castaño volvió a sonreír en forma de rectángulo, bastante atractivo.

Tanto Jimin como sus vecinos sacaron el dinero que les quedaba y se lo entregaron al chico, que después de unos cuantos minutos, le dió a cada uno su respectiva entrada. Jimin se retiró sin antes dar las gracias y se coló a su casa nuevamente. La función comezaba a las nueve de la noche, aún faltaban unas horas pero quizás ese tiempo lo ocuparía para dormir un poco y prepararse para la obra.

 La función comezaba a las nueve de la noche, aún faltaban unas horas pero quizás ese tiempo lo ocuparía para dormir un poco y prepararse para la obra

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los guiones cortos y faltas de ortografía se estarán corrigiendo.

Gracias por leer. No olviden apoyar los capítulos votando y comentando:(

KANIBAL ➢ YOONMINOnde histórias criam vida. Descubra agora