crazy over you. | minsung ²

03

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Jisung entró a su casa con las bolsas de Doritos y la coca cola de un litro para cuando llegue Felix.

No iba a negarlo, se sintió muy extraño en la tienda, pero lo iba a dejar pasar.

Colocó lo que compró en la mesa del comedor y encendió la televisión para mirarla mientras esperaba a Felix.

El timbre sonó luego de unos cuantos minutos y Jisung se paró para abrir la puerta.

—¡Sunggie! —Felix se abalanzó sobre su amigo apenas este abrió la puerta.

—Lix, estás actuando como si no nos hubiéramos visto en un mes.

—¿Perdón? No nos vemos hace un día, casi me da algo.

Jisung rió y cerró la puerta apenas Felix entró a su casa.

—¿No crees que le vendría bien una pintada a estas paredes? —Dijo Felix.

—Lo dices porque hace una semana derramaste jugo de mora en mi pared blanca.

—¿Yo? ¿Derramar? ¿Jugo de mora? No sé de qué estás hablando.

Jisung tomó los Doritos y la Coca Cola y lo dejó encima de la mesa de la sala.

Fue a su cocina y tomó una taza para Felix y buscó una para él.

¿Es en serio? ¿Mi taza favorita no está limpia? — Pensó.

Que pereza lavar.

Buscó una taza y elegió la que hace unos días había llegado a la puerta de su casa por sorpresa, esa que iba junto a la foto de la parada del bus.

—¿Vemos una película? —Preguntó Felix apenas vio a Jisung viniendo de la cocina.

—Claro. —Jisung le pasó la taza de pollo a Felix, que justamente había comprado para cuando Felix viniera a su casa.

También tenía una para Jeongin, era de un zorro muy bonito que le hacía recordar a su amigo.

—¿Que peli quieres ver? —Preguntó Jisung.

—No lo sé, con tal de que sea buena está bien.

Jisung asintió.

Felix miró a su alrededor hasta que sus ojos cayeron en una caja que estaba en una mesa justo al lado de él.

Miró que había dentro de la caja y después le preguntó a Jisung:

—¿Por qué tienes una foto de una parada del bus?

Jisung lo miró y le respondió: —No lo sé, hace como cuatro o cinco días me llegó una caja con una taza y una foto de una parada del bus. Incluso estoy usando la taza ahora.

Felix se extrañó.

—¿Y por qué pediste eso?

—No lo pedí, me llegó de la nada y decía mi nombre, supongo que es un regalo de algún vecino o algo así.

Felix asintió, pero había algo que no le daba buena vibra.

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