Me preguntaste si te conocía
verdaderamente.
Yo, que acostumbro tu imagen,
lo pensé ardorosamente.
Te conozco como la palma
de tu mano,
como el crujir de una entraña.
Te conozco tanto, como
que respiraba por tu boca.
Tanto, como que mi corazón
bombeaba tu sangre
y con mi pecho te pensabas.
Sé que te gusta gustarme
y sé que sabes que te quiero.
Pero sé más el sabor
de los huesos de durazno,
porque el amor llega primero
y luego los cuerpos.
Sin embargo, envidio al oído
que acostumbra la voz tuya,
aquella que solo tú oyes.
La misma con la que
piensas que me quieres
y que con suavidad
pronuncia mi nombre.
Por eso te conozco,
como sé que me conozco
al conocerte.
¿O de qué manera sabría de mí
entregar amor en creces?
¿O las noches que duro sin sueños
por no verte?
Te conozco como un camino
conoce a un caminante
y te siento tanto,
como ciego a un beso.
Te conozco, nos conozco.
Te duelo, me dolemos.
Te siento, me sentimos.
En tu mirada veo el pasado
como un sueño,
mi futuro como un cielo
y mi vida como espejo
Y tú... ¿Me conoces?
Viento Nuevo. 4/febrero/ 2024