INTRODUCCIÓN

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BY: GE-Green

En los desolados paisajes de la Segunda Guerra Mundial, donde el estruendo de los cañones y el clamor de los heridos resonaban en el aire, existía un lugar donde la oscuridad se gestaba en silencio. En los rincones más ocultos de la ciencia, el renombrado científico Elter Pellet concebía una ambición tan temible como clandestino: la creación de un ejército invencible que pudiera cambiar el curso de la guerra. Pero su visión no se limitaba a la victoria en el campo de batalla; buscaba moldear al hombre en una forma superior, más allá de los límites de lo humano.

En el centro de su experimento más audaz y horrendo, se encontraba su propio hijo, Tuzëm Pellet, apenas un niño de cinco años. Con una devoción fría y calculada, Elter sometió a Tuzëm y a otros diez infantes a una serie de pruebas despiadadas, trascendiendo los límites éticos y morales en su búsqueda insaciable de perfección. Bajo su mano cruel, estos niños fueron transformados en criaturas de carne y hueso, pero también de acero y fuego, imbuidas con fuerza sobrehumana pero también con una carga emocional insostenible. Con cada mejora física, crecía también la tormenta en el alma de Tuzëm.

La chispa de humanidad que lo distinguía de una máquina se desvanecía lentamente, consumida por la ira y la angustia de ser una marioneta en manos de su propio padre. Cada recuerdo de su infancia robada se convertía en un fantasma que lo perseguía, alimentando el fuego de la venganza que ardía dentro de él.

Los efectos secundarios de los experimentos fueron más evidentes, y Elter no fue estúpido, anticipando una futura represalia de su hijo y de los demás niños quienes mostraron una increíble mejora sobrehumana, (aún con la escasa tecnología de esa época), logró crear un dispositivo que los mantenía entumecidos mentalmente y servidumbre perpetua, logrando retenerlos por muchos años más. La ira ardía dentro de un Tuzëm adolescente contra aquel que lo había convertido en un monstruo.

Elter Pellet falleció de cáncer de colon, frustrando casi a la locura a Tuzëm y sus grandes deseos de venganza. Quien no escatimó a la hora de masacrar a todos en las instalaciones, incluso al personal de limpieza y devorando sus carnes, hambrientos.

De los diez niños, posteriormente adolescentes, sólo cuatro sobrevivieron y entre ellos, una niña. Sus cuerpos debilitados no aguantaron y fallecieron antes de siquiera ver el sol por primera vez en mucho tiempo. Los sobrevivientes y Tuzëm cómo líder, destruyeron todo rastro de aquel laboratorio y huyeron ansiosos de vivir en libertad. Era lo que más anhelaban, pero, sus cuerpos ya no eran humanos, no envejecieron con el paso de los años, no se enfermaron y a parte de la fuerza sobrehumana, poseían habilidades que solo podría existir en los cuentos de hadas. Se vieron forzados a vivir en la sombra y cambiar de nombre e identidad.

Pero, su historia no acabó allí...



Pero, su historia no acabó allí

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El Circo de Hillsey Fairweather © Obra original (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora