15. Hermione Granger

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Dieciséis años después...

Una joven de cabellos rizados caminaba hacia su tortura. Hacía años que le habían avisado de lo que ocurriría, pero jamás estaría preparada para sentirse tan sucia. Ella pensaba que la vida no debía ser así. Aún tenía recuerdos, maravillosos recuerdos, en los que desayunaba cada mañana, abrazaba a sus padres...se sentía digna. Desde los once años todo dejó de ser así y ahora, con diecisiete, había llegado su momento.

Por la prisión se hablaba de que a esa edad los magos y brujas eran considerados adultos en el mundo mágico. ¡Qué le importaba a ella! Ojalá Dios no le hubiese concedido esta maldición. Ahora, por culpa de llevar magia en sus venas, esperaba en una larga fila de mujeres. Los hombres, según tenía entendido, iban por separado. El Emperador mandaba sobre todo el mundo y, cuando los jóvenes impuros cumplían la mayoría de edad, los encarcelaba en una arena para que fuesen vendidos a sus seguidores. Hermione Granger sabía que no existía posibilidad alguna de que ella fuese elegida y no quería saber lo que ocurría con los que sobraban.

Ella no era guapa, simplemente era una mujer consumida por la desesperación. Con un nido de pájaros por cabello y dientes de conejo, había mejores. Estaban Cho Chang, Luna Lovegood... ellas eran más hermosas, aunque ciertamente Hermione había acabado mejor parada. Cho se encontraba en una profunda depresión y Luna, básicamente, había enloquecido.La mayoría habían enloquecido, y Hermione daba gracias por conservar la cordura.... o a veces pedía incesantemente caer en la locura.

Cuando todas entran en la arena, las puertas se cierran y se quedan allí, viendo a grandes magos sangre limpia entrar a mirar el festín. Finalmente entra el Emperador, Lord Voldemort, junto a una mujer de largos cabellos negros y ojos de un rojo tan profundo como los de su señor. Tras el sonido de una campana, los mortífagos bajan ordenadamente a la arena para ir escogiendo esclavos. Hermione se fija en el Emperador, que parecía discutir con la chica de su lado hasta que esta, finalmente, baja las escaleras y se mezcla con la multitud.

La mayoría de chicas se habían arreglado lo máximo que habían podido, sin embargo, Hermione no iba a caer tan bajo. La verían tal y como era. Su orgullo no le permitía hacer otra cosa. Un mortífago rubio la aparta de un empujón.

- Apártate de mi camino sangre sucia inútil - susurra siseando

Hermione se levanta del suelo mirando a su agresor con todo el asco que es capaz. El hombre se da cuenta y se gira hacia ella.

- ¿Cómo te atreves a mirarme así? Soy superior a ti rata inmunda - levanta la mano para dejarle claro su superioridad cuando alguien se aclara la garganta tras él.

- Draco, ¿Qué haces destrozándome mi inquisición? - pregunta una voz suave que consigue que el brazo del rubio baje inmediatamente.

- Discúlpeme mi señora... yo no sabía... - la mujer de ojos rojos levanta la mano para que el rubio guarde silencio y se acerca a la chica mientras que Draco se aleja.

- ¿Cómo te llamas? - pregunta 

- Hermione Granger...- susurra la chica dolorida. La mujer le tiende la mano y ella se levanta - Gracias...

- Un placer. Mi nombre es Seleria Blade - se presenta y Hermione la reconoce como la mujer que estaba al lado de Lord Voldemort al comenzar. - Ven conmigo Hermione, este no es un buen lugar para quedarse.

La joven ve en ese momento que ha llegado su oportunidad de oro, una vía de escape. No lo duda ni un momento y, cuando la mujer le tiende el brazo, lo agarra y se desaparecen. Hermione se ve en una habitación blanquecina, sin ningún tipo de decoración y con pocos, pero caros muebles.

- Esta es tu habitación -comienza Seleria - la colocaré más a tu gusto en otro momento. Ahora descansa y...

La puerta se abre dando paso a un hombre íntegramente vestido de negro con el pelo grasoso y liso. Severus mira a Hermione y luego a Seleria.

Yo soy Lord Voldemort y ella...ella es mi hermana (Tom Riddle) COMPLETADAWhere stories live. Discover now