CRIMSON FLOWER [ SULEIMAN ]

-UNA VIDA Y UN SUSURRO-

--voy a morir.—

Fue lo que le dijo Hurrem a Halime mientras esta suspiraba cansada en la cama, su criada más leal se acercó a esta mientras negaba, nadie podía saber que había pasado pero la sultana Hurrem había caído enferma desde hace más de una semana, le salieron manchas rojas en sus brazos que fueron expandiéndose en todo su espalda hasta llegar a manchar sus piernas.

Las médicas no sabían que estaba pasando pero le notificaron a los médicos más famosos de Estambul para averiguar lo que estaba ocurriendo peor no quisieron alertar al sultán, así que se mantuvo en secreto.

--no diga eso mi sultana...usted se recuperara y podrá ver a sus príncipes crecer.—Halime tenía miedo que la sultana se marchara y dejara a sus pobres príncipes.—buscare algún brujo para que le haga algo.—

Halime era apenas 16 años menor que Hurrem, aún era joven y tenía una lealtad admirable, no era de extrañarse que ella se llevara tan bien con aquella sultana, a pesar haber conocido hace un año, se llevan mucho mejor.

--¿puedo pedirte un favor?.---le pidió a lo que Halime asintió.

--si es el café, déjeme decirle que la doctora me prohibió en darle.—hurrem rio antes de negar.--¿en qué le puedo servir mi hermosa Sultana?---

Hurrem a duras penas extendió un libro y se lo dio a Halime, la cual al tomarlo solo pudo ver las hermosas letras en cursiva y los dibujos que habían.

--cada jueves le leo esto a Suleiman...ahora que estoy enferma ya no he podido...quiero que tu vayas a leerle con mi permiso.—

Ante su petición, la chica se encontraba confusa y se le hizo extraño, después de todo ella siempre esperaba con los niños en su habitación en lo que ella llegada de ver al sultán.

--¿pero y si no me acepta?.—

--lo harás porque dirás que te envié, dile a Sumbul que te envió yo.--

--está bien pero no hace nada indebido mi sultana, soy leal a su amor.—Hurrem rio antes de quejarse del dolor.--¿está bien?.—

--lo estoy...anda vete a los baños y prepárate.—ante su demanda Halime no estaba segura pero solo salió.

Desde que hurrem había caído enferma, muchas personas como las sultanas festejaban su "caída", algunas de ellas hicieron fiestas con la excusa que "el Harem estaba aburrido", acto que por supuesto que solo hizo enojar a la sultana Mirhimah por este acto inmoral pero nadie los detuvo.

--Sumbul.—la chica lo llamo haciendo que este la mire.

--¿Qué necesitas?.—Halime solo suspiro.

--la sultana Hurrem...me dijo que hoy veré a su majestad.—Sumbul se puso pálido y la tomo del brazo alejándola.--¿Qué pasa?.—

--no digas esas cosas en alto.—

--¿Por qué?.---respondió la joven.---solo iré a leerle como cada jueves.—