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CAPÍTULO III

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CAPÍTULO III

Pasar horas acostada en el hospital comenzaba a volverse tedioso para Vienna, ella no es una persona capaz de pasar mas de tres horas sentada, ella necesitaba moverse, estar activa y caminar.

Vienna miraba con odio su pierna pues no podía caminar sin sentir dolor, lo había intentado cuatro veces esa mañana sin éxito alguno, las primeras tres veces no lograba si quiera poner su pie en el piso. Samara la encontró cuando finalmente pudo bajarse de la cama y Vienna no pudo salvarse de un ligero regaño. 

A la pelirroja le daba risa ver como la castaña se preocupaba por ella, su trabajo era cuidarla, sí, pero otra enfermera posiblemente le hubiera gritado y Samara la había sujetado con cuidado para subirla nuevamente a la camilla, ahora Vienna tenia su pierna atrapada en un cabestrillo que colgaba desde unos soportes colocados a la camilla.

Maldecía a los lobos que la lastimaron por impedir que pudiera caminar y maldecía la existencia de ese cabestrillo, porque si Samara no conociera su existencia jamás se lo habría puesto y ella podría volver a sus intentos de caminar. Su deseo principal de poder caminar era para no escuchar a su madre cada que entraba a verla, se suponía que hoy era su último día en el hospital, pero había notado a Samara algo extraña cuando preguntó la hora de su salida. "Algo oculta". Fue su primer pensamiento al ver la actitud que mantenía Samara, evitaba su pregunta sin importar las diferentes formas en que Vienna la formulara. 

La puerta se abrió, pero Vienna seguía con la mirada fija en el cabestrillo mientras lo maldecía.

—¿Qué haces?

Skylar cuestionó al ver a su hermana mayor mirando con el ceño fruncido al cabestrillo que sujetaba su pierna.

—Maldiciendo mentalmente al cabestrillo y a los lobos que me atacaron.

Skylar dejó salir una risa por el primer comentario mientras dejaba su mochila en el mueble de la habitación.

—¿Qué te hizo el cabestrillo?

—Retenerme.

—¿Retenerte?

—Me impide bajar de la camilla y caminar —Vienna seguía sin ver a su hermana—. Si no existiera, ya hubiera ido a la cafetería del hospital por un jugo.

Skylar sonrió antes de sacar de su mochila un jugo de piña, el favorito de Vienna, y llamar su atención.

—¿Tienes sed? —Vienna finalmente miró a su hermana, sus ojos se iluminaron al instante en que vio aquel jugo en las manos de su hermana— Pasé por la tienda y pensé que querrías un poco.

Skylar se sentó junto a su hermana en la camilla.

—Te he dicho que eres una increíble hermana menor —Vienna tomó el jugo de las manos de Skylar tomando un largo trago—. Solo cuando no me metes en problemas.

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