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El sol se filtraba suavemente por la ventana cuando Aisha se despertó, después de una noche de descanso, se levantó con determinación y se vistió con las prendas modestas que tenia, un khimar blanco y una abaya rosa pastel. Bajó las escaleras hacia la cocina, pero al abrir la nevera se encontró con la desagradable sorpresa de que no había absolutamente nada para comer. Un suspiro escapó de sus labios mientras murmuraba un "hoy paso a comprar con lo que me quede de dinero".

Con el estómago vacío y el corazón lleno de gratitud, salió de su casa con el sonido del hambre resonando en su vientre. Cogió un autobús hacia la escuela donde impartía clases, consciente de que aunque tenía un coche, no tenía suficiente dinero para la gasolina.Durante seis horas, Aisha se entregó por completo a su labor como maestra, llenando el aula con su bondad y dedicación. Al terminar la jornada escolar, con una sonrisa en el rostro, se dirigió al autobús que la llevaría a la mezquita para rezar el Duhr.

Con suerte, llegó a tiempo y se dispuso a entrar, pero un pequeño percance detuvo su paso.
Aisha se encontraba a punto de entrar a la mezquita cuando chocó con alguien en la puerta.

-Lo siento mucho - dijo el chico, con una voz amable.
-No pasa nada - respondió ella, con una sonrisa, mientras se giraba para seguir su camino hacia la mezquita. Después de rezar, Aisha jugó con algunos niños en la puerta de la mezquita, como solía hacer. Luego tomó otro autobús hacia el supermercado, donde compró algunas cosas básicas. -Serán 23,56 euros, por favor.-dijo la cajera y Aisha suspira y se prepara para quitar algo del carro cuando escucha una voz familiar -Se lo pago yo, toma.-dice el chico pagando -No es necesario, gracias.-el chico ya había pagado antes de que Aisha pudiera rechazar su oferta.Aisha frunce el ceño.-¿Por qué si te he dicho que no hacía falta?-dijo aisha - No me cuesta nada-. Aisha aceptó su ayuda y se presentó como Aisha.

El chico, llamado Karim, también se presentó y luego se despidieron.Sin embargo, Aisha perdió el autobús, -Yo te llevo, ha sido mi culpa.- le dijo y ella negó -No seas cabezota, Seguro que prefieres que te lleve a estar esperando dos horas.-insistió y Aisha suspira cansada.-Está bien, pero yo me siento atrás.-Prefiriendo mantener su distancia por razones religiosas.Karim asiente sin problemas, notando lo devota que es Aisha con su fe islámica.

Karim se sorprendió al ver la humildad del pueblo donde vivía Aisha.Al llegar a su casa, Aisha se despidió rápidamente y bajó con las bolsas de la compra. Al entrar, se encontró con su padre ebrio, lo que la llenó de tristeza. Después de dejar las bolsas en la cocina, fue a rezar el Asr y luego se echó una siesta, su cuerpo agotado por las adversidades del día.

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