💙Aqua x Ruby🩷 - One shot's.

#15 Medallón digital - parte II

Acababa de regresar a casa de mi reunión con Akane-chan. Abrí la puerta y comencé a quitarme los zapatos. "¡Estoy en casa!" Anuncié alegremente.

"Bienvenida de nuevo", escuché débilmente desde la sala de estar. Encontré a Aqua leyendo, como siempre, en el sofá. Sentí un fuerte impulso de saltar y estrellarme contra él, así que lo hice.

"¡Ay!" -exclamó, golpeado de lado. Me reí con picardía y me acurruqué contra él. Suspiró y me dio unas palmaditas en la cabeza. "¿Cómo estuvo el almuerzo con Akane?"

"¡Fue grandioso!" Luego le susurré al oído: "¡Se supone que esto es un secreto, pero ella fue nominada para otro premio!"

"Bueno, esa es la actriz genial para ti", dijo con indiferencia. Me aparté por un momento y tomé mi bolso. "Además, ella me dio esto".

Saqué el sobre que Akane-chan me había dado y se lo entregué a Aqua. Lo miró y luego me miró con curiosidad. Le sonreí con entusiasmo. Lo tomó y lo abrió, luego se quedó helado, atónito, como un hombre que se hubiera enamorado a primera vista.

"¡Sorpresa!" Estallé. Brillaba de satisfacción; este era exactamente el tipo de reacción de él que esperaba.

En sus manos había una foto del tamaño de una billetera de mi antiguo yo, con mi suéter rosa neón con cremallera y mi gorro andrajoso, y sosteniendo mi teléfono con el amuleto de conejito, riéndome de la tontería del hombre que amaba; la misma foto que él había usado como pantalla de bloqueo de su teléfono durante años, algo que ambos pensábamos que se había perdido para siempre. Había sido necesario husmear a larga distancia en el departamento de policía de Miyazaki y algunos favores de un hacker, pero después de un par de meses, la detective Akane cumplió.

Una sonrisa halagada apareció en su rostro. Inmediatamente guardó la foto en el bolsillo de su billetera y luego la dejó a un lado.

"Le agradeceré a Akane más tarde, pero primero, a ti". Me tomó en su regazo y me tendió su teléfono, luego me besó con una pasión hambrienta que me recordó que ya no tenía doce años. Nos tomó una foto en medio de un beso. Luego lo miró de reojo, sin apenas alejarse de mí, "Esa sería una nueva pantalla de bloqueo bonita, ¿no?"

Lo miré desde donde estaba sentado presionado contra él y me reí: "Ahora podemos tener pantallas de bloqueo iguales".

Él asintió y dejó caer su teléfono. "Lo configuraremos más tarde. Todavía no he terminado contigo".

Luego me inclinó hacia atrás con otro beso y nos dejamos caer en el sofá.

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