Notas:
1. Esto no es un pedido, fue algo que desde hace un tiempito quise hacer.
2. Ronaldo Nazario y Kaká
3. Las apariencias de ambos son cuando eran jóvenes, adjunto fotografías hasta el final de la obra.
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"Falando de amor"
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En sus manos llevaba un balón viejo y sucio, con unos cuantos parches los cuales contenían una distinta y única historia de como estos habían sido formados, vestía un short blanco el cual estaba ya un poco verde a causa del césped de las veces en las que había jugado bajo la lluvia, camiseta de la selección brasileña y tacos color rojo y negro.
Llegó al campo, el cual para su suerte estaba vacío, dejó caer el balón sobre el césped y comenzó a practicar unos cuantos tiros en las viejas y desgastadas porterías, miró la hora en su reloj minutos después, notando la impuntualidad de su invitado.
Hasta que llegó.
-¡Kaká!
Ese acento y voz eran imposibles de confundir, se giró en su dirección con el balón bajo sus botas, notando cómo su mejor amigo corría en su dirección, también vestía una camiseta de la selección, short azul marino y zapatos azules.
-Llegas tarde, Ronnie, ¿Todo bien?
Él estaba consiente de los problemas que tenía en su hogar, aunque nunca se adentraron tanto al tema, siempre que se reunían era sólo a jugar fútbol y hablar de lo mismo.
-Sí, sólo estuve esperando a que se fueran.
Estuvo por abrir la boca y preguntar, sin embargo, Nazario terminó por adelantarse al quitar de manera inesperada el balón de sus botas, haciéndolo casi caer.
-No estaba listo.-Rió y comenzó a correr junto a Nazario.
Comenzaron con un 1 contra 1, el cual duró al rededor de media hora más, en donde Ronaldo fue el que salió victorioso con ventaja de dos goles.
-¿Qué? ¿Ya estás cansado?-Preguntó Ronaldo en un tono de burla, con una sonrisa y la respiración agitada.
-Mira quién lo dice.-Respondió también agitado, sentándose con cuidado sobre el césped.
Ronaldo rió, acercándose a su lugar para sentarse a su lado, dejando el balón entre las piernas del de tez blanca. Se mantuvieron en silencio por un par de segundos, teniendo suerte de que no se trataba de un silencio incómodo ni mucho menos, pero la duda comenzaba a carcomer la cabeza de Ricardo, quién no planeaba quedarse con la duda.
—Ronnie...—Lo llamó, guiando su vista a él.
—¿Hm?
—Tú... ¿Por qué nunca hablas de los problemas con tus padres?
Ronaldo le miró incrédulo y en silencio.
—Digo... Todos tienen problemas con sus papás, todos los tienen pero... Eso...—Apuntó en dirección a su antebrazo, el cual estaba lleno de marcas rojizas y moretones.—No es normal.
Ronaldo cubrió con cierta vergüenza su brazo con su mano, soltando un suspiro.
—No parece interesarle a nadie, yo...
